Naughty Love Gift

Taemin cumplió años, y por supuesto que quise escribir algo para celebrarlo.

Advertencia, por si algún motivo no leyeron el resumen ni las etiquetas. Esto es un PwP

En otras palabras, es porno. No esperen más de esta historia ~
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Taemin salió de su recámara, arreglándose la ropa. Estaba punto de vender su idea de regalo de cumpleaños perfecto, y sabía que para eso tenía que poner a Minho en el ánimo correcto.

—Min, amor—. Cruzó el pasillo hacia la sala de estar, llamándole.

Eran pocas las veces en que Minho se encontraba en un lugar quieto, pero la hora de lectura era sagrada, así que no había otro lugar donde estaría. Siempre en la sala, en su sofá preferido, con la lectura en turno entre las manos.

Minho aún así no pasó desapercibido el llamado de Taemin, bajando el periódico que había estado hojeando. Cuando se trataba de Taemin, él siempre era la prioridad.

—Bebé,— exhaló, estirando su mano hasta tomar la de Taemin y halarlo directo a su regazo. —Pensé que estarías ocupado un par de horas más.

Taemin rio por lo bajo, lanzando sus manos alrededor del cuello de Minho. Cruzó una pierna sobre la otra, asegurándose de extenderlas perfectamente bien ante la vista de Minho. No siempre usaba esos pantalones, lo suficientemente rasgados como para parecer que no llevaba algo puesto, esos solo eran para ocasiones especiales como esta.

—Mmm,— afirmó con un movimiento de cabeza, dejando suficiente espacio antes de continuar hablando, para así causar expectación. —Es tan solo que, ya elegí mi regalo de cumpleaños. Pensé que tal vez podría pedírtelo antes de seguir trabajando. Ya sabes, para que tengas tiempo—. Se encogió de hombros, como si se tratara de poca cosa.

No lo era, no realmente. Pero tampoco era algo exagerado. Después de todo, la relación que tenían desde un inicio había sido del estilo experimental. Vaya que les gustaba experimentar, conocer lo que más deseaban el uno del otro. Eso no cambiaba en lo absoluto lo locamente enamorados que estaban el uno del otro. Taemin tenía más que claro que no había hombre en el mundo que removiera sus sentimientos tan fuertemente como lo hacía Minho. Y Minho disfrutaba de hacerlo, sobreestimular cada parte del ser de Taemin. Le había sido imposible no volverse adicto.

—Está bien, déjame oírlo—. Minho aceptó gustoso, deslizando su mano sobre el muslo derecho de Taemin, aprovechando las roturas para el contacto piel con piel.

—Quiero una fiesta Min—. Taemin rio, recostándose sobre el hombro de Minho, bajando una de sus manos hasta el pecho del hombre. La deslizó con parsimonia, remarcando los pectorales de Minho, apretando sobre el izquierdo, usando su pulgar para tentar el pezón bajo la camisa. —No una fiesta cualquiera, por supuesto.

Entonces calló, a la espera de que Minho dijera algo. Pero él no lo hizo, permitiendo que Taemin siguiera describiendo su regalo de cumpleaños.

—Una orgía de cumpleaños. Eso es lo que quiero. Una, en donde yo sea absolutamente el centro de atención.

Minho apretó el agarre que tenía sobre el muslo de Taemin, alzando una ceja mientras escuchaba la petición de cumpleaños que su novio estaba haciendo. Tomó una profunda calada de aire, soltando el muslo de Taemin apenas lo suficiente.

—Así que eso es lo que quieres—. Exhaló, removiendo su mano del muslo ajeno, arrastrándola hasta llegar por encima de la entrepierna de Taemin, empujando el talón de su palma sobre la dura excitación que estaba presentando. —¿Quieres ser un malcriado, y que te traten como príncipe con sirvientes sexuales a su disposición? Pero en realidad no serías más que una puta abriendo las piernas desesperado por qué te cojan una y otra vez como el juguete sexual que eres.