Unico

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Érase una vez una bonita granja situada en las amplísimas llanuras de Daegu, rodeada de densos bosques capaces de confundir al mejor de los guías forestales y a varias horas de la aldea más cercana, pues es bien sabido que los granjeros tienden a ser personas ermitañas, centradas en el trabajo que les da el campo y con muy poco interés en la vida de sus vecinos. En esta granja, que llevaba el nombre de "Gloss", vivían muchos híbridos intentando molestarse lo menos posible los unos a los otros, y no por falta de espacio, sino por los típicos roces que da la convivencia: gatos, vacas, ovejas, perros, cerdos, cabras e incluso caballos, todos habían alcanzado un pacto de mutuo acuerdo por el cual respetaban el lugar del otro. Pero, por si eran pocas las garras y pezuñas en esa granja, también recibían la visita de alguno que otro animal salvaje, no era raro ver a búhos y cuervos alrededor de la granja, impacientes por compartir los cotilleos más jugosos que se cocían en el interior del bosque; y si una cosa unía a híbridos domésticos y salvajes por igual, eso era un buen chisme. Tan comunes eran las visitas de las aves, que el granjero, harto de que llenaran sus tierras de plumas, decidió crear casetas y soportes de madera para que los pájaros pudieran descansar entre visita y visita, y ofrecer sus cotilleos —que tanto público atraían— sin dejar una caótica escena emplumada tras ellos.

Un día como cualquier otro, nuestro trabajador granjero recibió un peculiar aviso de la aldea por parte del alcalde, al parecer los campos de varios agricultores estaban siendo atacados por un híbrido de conejo salvaje, o quizás una liebre, los aldeanos no sabían diferenciar entre liebres y conejos. 

Si bien las primeras son más grandes y solitarias, pues tienden a huir ante una amenaza, en lugar de esconderse de la misma, como sí hacen los conejos. Para Min Yoongi, nuestro granjero al que nombraremos por su apellido por mero respeto, esto era información básica, no tanto para sus vecinos alejados.

El caso es que, después de mandar una respuesta a aquel aviso dejando en claro las diferencias entre ambos híbridos, recibió un nuevo mensaje casi de manera automática, pues a pesar de vivir algo lejos, el Wi-Fi en su granja tenía una velocidad más. que decente. La conexión de Corea del sur con las nuevas tecnologías es innegable, incluso en los cuentos se mantiene intacta.

—“Por favor, señor granjero, ayúdeme a acabar con esta plaga cuanto antes” —le decía el alcalde—. “No quiero perder el voto de los vecinos ahora que se acercan las elecciones en la prefectura. Construya a mi lado un Daegu mejor”.

Si Min cumplió el ruego del alcalde no fue porque le preocuparan sus resultados en las urnas, sino porque temía que ese conejo (o liebre, aun no sabía a qué se enfrentaba) campara a sus anchas por sus huertas.

Sería su ruina si aquella amenaza herbívora terminara con las hortalizas que cuidaba con tanto mimo, eran su sustento, pues parte de ellas las consumía —bien él o sus híbridos— y la otra parte la vendía en el mercado. Así que se vistió con ropa cómoda, cosa que resultó muy fácil teniendo en cuenta que la ropa de un granjero es de lo más cómoda, y salió rumbo al bosque dispuesto a acabar con dicha amenaza. No sin antes preguntar a los más cotillas sobre el asunto, Min siempre había creído que la victoria va con quien se prepara.

—¿Hola, hola? Puedo ayudarte con lo que te propones —le dijo Hoseok el mayor de los híbridos de búho —. Ese conejo que buscas es la criatura más presumida de todo el bosque, para ser una presa hace demasiado ruido, ¡es imposible dormir cuando él ronda cerca! —gruñó, y era de lo más curioso escuchar a un búho gruñir—. Es demasiado rápido, nunca consigo atraparlo.

—Entonces tu ayuda no me servirá de nada, ¿no te parece?

—En eso tienes razón —Hoseok se acerca acomodándose en la valla donde se había aposado—. Será mejor que vayas solo. Nosotros cuidaremos la granja en tu lugar, ¡buena suerte!

En La Granja \\Yoonjin\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora