Dedicado a todas mis chicas y chicos que adoran a los hombres tatuados.
Dedicado a todos por el gran apoyo que me han brindado.
Que sepan siempre que AG los ama, mucho.
🖤
(Esta vez no hay porno, pero pronto, pronto)
En una pequeña y acogedora esquina de la ciudad, se encontraba el estudio de tatuajes más famoso de la zona, "InkSpire".
El ambiente dentro del estudio siempre era cálido y acogedor, decorado con arte urbano, fotografías de trabajos pasados, y luces tenues que iluminaban suavemente los diseños expuestos en las paredes. Este era el reino de Sergio, un tatuador altamente respetado, conocido no solo por su increíble talento, sino también por su habilidad para conectar con cada cliente, haciendo de cada tatuaje una experiencia única.
Sergio era un hombre de cabello negro como la noche, siempre cuidadosamente peinado hacia atrás. Tenía una complexión delgada pero fuerte, y sus brazos, los cuales eran su herramienta principal, estaban cubiertos de intrincados tatuajes que contaban la historia de su vida y su pasión por el arte. Su mirada era profunda, de un marrón cálido, y aunque siempre parecía estar sumido en su trabajo, tenía una sonrisa encantadora que derrumbaba cualquier barrera. Pero lo que muchos no sabían, o al menos eso intentaba él, era que Sergio tenía un novio, Max, con quien mantenía una relación sólida y feliz.
Entre sus clientes más frecuentes estaba Lewis, un hombre de alrededor de treinta años, con una presencia magnética. Lewis era alto, con una complexión atlética y una sonrisa que parecía diseñada para desarmar a cualquiera. Había pasado por el estudio de Sergio en numerosas ocasiones, y cada vez se mostraba más interesado en el tatuador, lanzando insinuaciones que Sergio siempre sorteaba con elegancia.
Esa tarde, el cielo estaba cubierto de nubes negras que presagiaban una tormenta. El aire olía a tierra mojada, y los truenos empezaban a resonar en la distancia. Dentro del estudio, Sergio estaba concentrado en su último trabajo del día: un elaborado diseño que cubría gran parte de la espalda de Lewis. Era un tatuaje complejo, con líneas finas y detalles meticulosos que exigían toda la atención de Sergio.
Mientras Sergio pasaba la aguja suavemente sobre la piel de Lewis, este rompió el silencio con una pregunta que llevaba tiempo en el aire, pero que nunca había sido formulada tan directamente:
—¿Entonces, tienes novio? —preguntó Lewis, con un tono que mezclaba curiosidad y un desafío velado.
Sergio, sin levantar la mirada del tatuaje, sonrió ligeramente antes de responder:
—¿Por qué? ¿Quieres invitarme a una cita? —dijo con un tono juguetón, aunque bien sabía a dónde llevaba la conversación.
Lewis se quedó callado por un instante, sorprendido por la respuesta directa de Sergio. Finalmente, se decidió a responder, sabiendo que estaba cruzando una línea:
—Tal vez. ¿Tienes novio?
La respuesta de Sergio fue acompañada por una ligera risita que rompió la tensión en el aire.
—Sí —dijo con firmeza, aunque su tono seguía siendo amigable.
En ese preciso momento, un rugido ensordecedor se escuchó fuera del estudio, seguido del sonido de una motocicleta deteniéndose. Lewis, quien estaba boca abajo en la camilla, no pudo evitar girar la cabeza hacia la ventana. A través del vidrio empañado por la lluvia, distinguió la silueta de una moto deportiva negra, una Kawasaki Ninja H2R.
El corazón de Lewis dio un vuelco cuando vio la figura que se bajó de la moto. Era un hombre alto, de piel pálida que contrastaba con el oscuro entorno de la tormenta. Sus brazos, cubiertos de tatuajes, eran una obra de arte en sí mismos, y a medida que el hombre se quitaba el casco, su rostro quedó expuesto: un rostro fino, de expresiones serias y rudas, pero que se suavizaba por unos brillantes ojos azules que irradiaban una intensidad inusual.
El silencio en el estudio se volvió palpable cuando Max, el novio de Sergio, entró. Sin decir una palabra, caminó con seguridad hacia Sergio, que estaba de pie junto a la camilla de Lewis. Al llegar junto a él, Max se agachó ligeramente y le dio un beso en los labios a Sergio, quien correspondió con naturalidad.
—¿Qué tal el día hoy, pecas? —preguntó Max, su voz profunda resonando en la habitación como un trueno suave.
Lewis, todavía en la camilla, observó la escena con una mezcla de sorpresa y resignación. En ese instante, comprendió que no había espacio para él en la vida de Sergio de la manera que había deseado. Sergio, por su parte, sonrió hacia Max, sus ojos reflejando una calidez que contrastaba con la tormenta que arreciaba fuera.
—Tranquilo, como siempre —respondió Sergio, levantando una mano para acariciar el rostro de Max, dejando que sus dedos rozaran suavemente la barba que empezaba a asomarse.
Max esbozó una leve sonrisa, y sin necesidad de más palabras, ambos se entendieron. Sergio volvió su atención a Lewis, quien ya no tenía la misma confianza de antes. El tatuador continuó su trabajo, su profesionalismo intacto, pero ahora con una tranquilidad aún más palpable, sabiendo que su mundo personal estaba a salvo y protegido.
La tormenta afuera seguía rugiendo, pero dentro del estudio de Sergio, todo estaba en calma. Mientras la aguja zumbaba y el tatuaje tomaba forma, Lewis supo que sus coqueteos habían sido en vano. Sergio estaba enamorado, y nada ni nadie podría cambiar eso.
AG.🏍️
Lo admito, me gustan los motociclistas y los tatuados...