Arenas perdidas

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Te encontrabas en el atoyatl nadando como de costumbre, lo hacés sin ropa, aunque siempre dejas una tela bastante transparente en una roca que se encuentra al lado.

Por fin podías tener un poco de tranquilidad de tus días ajetreados en la urbe. Poco a poco cierras los ojos e imaginas un mundo, en el cual tú y Tenochtitlan viven, solos, alejados de los demás y de sus tareas, uno el que el no es el representante del imperio, un mundo en el cual el no es la máxima autoridad, y tú no debes  estar trabajando arduamente, sin poder verlo en días, al cerrar los ojos ves aquel mundo, ves todo y a la vez nada, pero sabes que eso solo esta en tu cabeza, no es real por mucho que lo desees, y aun si lo fuera, no tendría caso, pues sabes  bien que dejarías a Tenochtitlan solo en un mundo desolado en el cuál ambos serían su única compañía, de vez en cuando, recuerdas aquello que tanto deseas eliminar de tus recuerdo, él y tú no son para el otro, uno vivirá para siempre, nada lo daña, la otra es una mortal, que simplemente en algún momento morirá, dejando solo al otro, sin poder acompañarse en sus últimos días, es lamentable, sí, es por eso que el solo debía estar con los de su rango, pero al no le importaba, solo queria estar con su alma gemela, que no importa por cuántas vidas ella pase, el siempre la estará esperando, siempre lo ha echo, lo hace, y lo hará.

Sumergirte en estos recuerdos te pone mal, por eso solo decides ignorarlos y hacer como que no son ciertos, son recuerdos falsos, eso te dices para calmar la incertidumbre que habita en ti.

La paz reinaba el lugar, los pájaros canturreaban y el agua pasaba al lado de tu cuerpo. El aire era más fuerte, algo andaba mal, las hojas de los árboles se removieron, los cantos de las aves cesaron, el ambiente estaba tenso.

Sentías una mirada sobre tu cuerpo, una mirada lasciva, miraste a todos lados, nada, en los detrás de los árboles, en las rocas, en el río, nada, decidiste salir del agua rápidamente, algo no estaba bien.

Saliste, tomaste la tela y te cubriste con ella.

Oíste un ruido, el sonido de hojas crujiendo como si alguien las pisará, huye, fue lo que pasó por tu mente

Tus sentidos estaban alerta, comenzaste a correr, las rocas lastimaban tus pies, no importaba, debías huir, el sonido de alguien corriendo detrás de ti, se hizo presente, no voltees, seguiste corriendo, veías más cerca la ciudad, corriste más rápido, de repente el sonido de alguien persiguiendote cesó, ahora el era el que huía, no volteaste, solo querías llegar a tu hogar segura, aún corrías, la gente a tu alrededor te veía de manera extraña, por fin llegaste, te sentías segura, respiraste profundo para calmarte , te cambiaste, y saliste, debías avisar que había alguien extraño cerca.

Cuando saliste, Tenochtitlan ya venía corriendo hacia ti, estaba preocupado

-¿¡_______ estás bien?!
Escuché que entraste corriendo a la ciudad muy asustada, que pasa?!-

-Yo...estoy bien, no te preocupes-

Dijiste con tu mano acunando su cara

-Fuí al atoyatl, me estaba relajando pero...escuché un ruido, me sentía observada, así que me fuí, comenzé a escuchar que me perseguían pero cuando ya estábamos cerca, se fue, no se si lo imaginé pero...tuve mucho miedo...-

Tenochtitlan se acercó y te abrazo, sus brazos te atraparon, te comenzó a tranquilizar, te sentías segura, nada te iba a ocurrir mientras estuvieras con el, en sus brazos.
















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~Lotus~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora