Adam
— ¿Te apetece desayunar ahora?
Estaba conduciendo por un camino de tierra, totalmente pendiente de no perdernos y equivocarnos de salida. El GPS en esta zona no funcionaba de lo apartada y lejos que se hallaba de la ciudad principal.
— Mmmm...un café con tostadas estaría bien.— respondió, creando habilidosamente con su pelo un moño desenfadado.
— Çok hoş bir kızsın.— Apreté su muslo con mi mano izquierda, su cuerpo reaccionando a mi toque al instante.
— Aparta.
Su voz se había enrarecido, como si estuviera ocultando algo detrás de esa falsa calma, detrás de esa timidez que tanto fantaseaba con corromper.
— No. ¿Sabes que te he dicho que eres una chica muy mona en turco?— Mi boca se frunció en una sonrisa lobuna y volví a centrarme en la carretera de asfalto por la que acabábamos de entrar.
— Bueno.— Noté la duda en su lenguaje corporal, la había dejado completamente atónita e indefensa.
Volví a acariciar su pierna, pero en esta ocasión mis dedos subieron con destreza hasta tantear la piel tersa y pálida de su cadera. La oí removerse en su asiento, con rapidez.
Si le gustaban o no los jueguecitos de este tipo, habría que descubrirlo, ¿no?
— Ryder.— La listilla llamó mi atención.
— ¿Sí?— Estaba recorriendo la silueta de sus curvas con las yemas de mi pulgar e índice, dibujando círculos para luego deshacerlos.
— Para el coche, ya.— La forma de suplicar de esta chica era distinta a lo que uno esperaría de la empollona de la clase. Pedía y rogaba como si no pudiera más, como si no pudiera contenerse ni un minuto más.
— ¿Te estás corriendo?— Alcé una de mis cejas, expectante por conocer la verdad de esta mentirosa.
— No.— suspiró.
— Tu maldita obsesión con fingir que eres un angelito me está poniendo de los nervios, ¿sabes?.— Cogí la segunda salida, rompiendo el contacto con ella.
— Sé que mejor que tú soy.— Se regocijó en mi mierda. Como siempre.
Giré a la izquierda, aparcando el vehículo en un claro donde los pinos habían sido talados. Después, apagué el motor y respiré antes de dirigirme a Chloe.
— ¿Te recuerdo por qué tengo la reputación de fuckboy en el instituto?— Me desprendí de la camiseta azul marino que llevaba puesta.
— No es necesario.— dejó escapar una risa nerviosa.
— Eso pensaba.— Tiré de ella hacia mí, aupándola en mi regazo.
Mordí su labio inferior, con fuerza.
Probablemente iba a terminar follándola aquí. Nunca hubiera adivinado que en ese momento, alguien estaba llamando a Chloe por una emergencia.
Nosotros no escuchamos el móvil, estábamos muy concentrados el uno en el otro, hasta que vibró el bolsillo de mis pantalones vaqueros, interrumpiendo nuestra maravillosa sesión matutina.
Ella gimió en mi boca, besándome con más impaciencia, su culo restregándose contra mi entrepierna.
— No lo cojas.— Enredó su lengua con la mía, acercando su pecho a mi torso descubierto.
Joder con la niñita buena.
Mi miembro se endureció debajo de su trasero, que seguía frotándose y creando una fricción deliciosa.
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Dulce odio
RomanceChloe ¿Por qué tuvo que regresar? Y, lo más importante, ¿por qué parece odiarme cada vez que nos cruzamos en los pasillos de la academia? Adam Me olvidó. Me traicionó. Por lo tanto, no voy a desaprovechar la preciosa oportunidad de vengarme mientra...