Desde ese día, todo había mejorado. Emmett no me había dejado sola ni un momento. Durante las noches dejaba la ventana abierta para que él pudiera entrar. Él se quedaba hasta que yo caía dormida y cuando despertaba, estaba ahí, junto a mí. Cada mañana, Emmett me llevaba a la escuela en su Jeep, y me esperaba a la salida para llevarme de regreso a casa. Su compañía se había convertido en mi nueva normalidad, y no podía imaginar mi vida ahora sin él realmente.
Rosalie también estaba bastante atenta, lo cual agradecía. También agradecía que ninguno había vuelto a tocar el tema. No había vuelto a la casa de los Cullen, aunque en realidad no es como si hubieran pasado tantos días, pero no quería ver a Edward. No sabía hasta qué punto él sabía, pero no quería ni confirmarlo, ni saber.
-Un dulce por tus pensamientos -dijo Emmett mientras conducía.
Sonreí al escuchar su voz, me giré para mirarlo y me encontré con su sonrisa cálida y sus ojos llenos de curiosidad.
-¿Por qué no me dijiste que Edward leía los pensamientos? -pregunté, tratando de ocultar el nerviosismo en mi voz.
Emmett frunció el ceño. Miró de reojo hacia mí mientras mantenía las manos firmemente en el volante.
-Si te soy sincero, pensé que te lo había dicho -respondió él-. Además, según Edward, solo puede leer los pensamientos de forma esporádica.
-¿Es decir que no puede leer mi mente todo el tiempo? -pregunté, buscando claridad.
-Exactamente -confirmó Emmett-. Edward dice que tu mente es extraña. Dice que por ratos la puede leer, pero a veces, cuando estás distraída, empiezas a pensar en voz alta o algo así.
-¿Eso quiere decir que a veces no sabe lo que estoy pensando? -inquirí, sintiendo una mezcla de alivio y curiosidad.
-Sí, exactamente -dijo Emmett-. Parece que hay momentos en los que tu mente se vuelve un poco... difícil de leer.
-Eso me tranquiliza un poco -admití-. No quiero que Edward sepa todo lo que pasa por mi cabeza.
-Lo entiendo perfectamente -dijo Emmett con una sonrisa comprensiva-. Edward es un chismoso.
Reí ante su comentario, sintiéndome más relajada mientras llegábamos a la escuela. El Jeep se deslizó por el estacionamiento y, antes de que pudiera decir algo más, vi a Alice esperando junto a la entrada principal. Ella estaba claramente emocionada, con una gran sonrisa en su rostro y sus ojos brillando de anticipación.
-¡Hola! -exclamó Alice al acercarse al coche-. ¡He estado esperando para contarles! ¡Va a haber una tormenta!
-¿Una tormenta? -preguntó Emmett, levantando una ceja mientras se detenía frente a la entrada.
-¡Sí! -Alice respondió con entusiasmo-. Y eso significa que podríamos tener una oportunidad para jugar.
-¿Jugar? - pregunté sin entender mientras Emmett me ayudaba a bajar.
-Sí -dijo Emmett-. Solo cuando hay tormentas podemos jugar.
-Exactamente -confirmó Alice-. Y nos encantaría que te unieras a nosotros. Será divertido.
-¿En serio? -pregunté, encogiéndome de hombros-. No sé jugar
-¡No te preocupes! -dijo Alice-. Solo tienes que venir. No necesitas saber jugar para disfrutar.
-Yo pasaré a recogerte si aceptas -dijo Emmett, tomando mi mano con una sonrisa-. Prometo que te lo pasarás genial.
Miré entre Alice y Emmett, sintiéndome tentada por su entusiasmo. La idea de unirse a ellos para un juego de béisbol bajo la tormenta me parecía atractiva.
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DRIADES || EMMETT CULLEN
Fiksi PenggemarToda mi vida había sido un completo desastre, Pero cuando llegué a Forks, un lugar donde los árboles parecían susurrar secretos, algo cambió. Era como si algo me esperase, Emmett Cullen irrumpió en mi vida como un rayo de luz en la oscuridad. Pero m...