Un grito sale de la boca de Aradia, ese es su nombre, el cual nació bajo aquella estrella que iluminaba su frente, mientras el lobo mojaba su tierna piel llegando este mundo.
Sus caderas se contonean, gime como una puta en celo, en este momento su razón solo llevada entre la corriente de las brasas que su cuerpo necesita, el oscuro lobo encaja sus dedos en sus nalgas que empuja con su pelvis, el re sonido de sus cuerpos chocan una tras otra sin parar, haciendo eco en la habitación, entre los gemidos que suelta ella por lo desconocido y que su mismo cuerpo suelta y el jadeo del lobo que ancha su carne en todo su interior.
Las piernas de Aradia, duelen, como su coño que es violentamente profanado, su clímax esta por llegar, Aradia percibe el olor a sangre, su interior se desgarra en cada embestida, en cada fricción que el oscuro hace dentro de ella, Raham nota que empieza a tensarse, la euforia empieza a abajar todo adrenalina de ella por la marca y como su piel de esa espalda empieza a teñirse de un insecto.
La tomo de las mejillas inclinado su cuerpo a su voluntad, ella parpadea ansiosa, sin dejar de sentir las embestidas, sus tetas rebotan como su cuerpo suda, no puede más, le duele su cuerpo, le duele sus pezones, le duele su intimidad un grito ahogado sale de ella cuando convulsiona soltado su orgasmo que el mismo Raham la suelta cayendo sobre ella, empuja en bomba su coño, la asfixia sin que ella pueda moverse.
Las caderas del lobo empujan, más y más, está a nada de venirse, lo siente, sus manos trasformadas en garras se clavan en la piel de Arada para hacerlo venir, ella se retuerce de dolor, de un mismo grito acompañado, el gruñe como todo lobo oscuro, que ha reclamado a la hembra, sale de ella y la toma con violencia del cabello girándola.
Aprieta sus mejillas y la hace abrir su boca llenándola de su simiente que ella se atraganta con asco, donde el mismo la obliga a tragase su alimento, la mirada carmesí del lobo es profunda que ella aún tiene eses destellos dorados, lo recorre su respiración agitada, abre sus ojos al notar como uno hilos dorados se forma en su pecho, como hojas doradas hasta unirse en medio formando un escarabajo detrás del una luna.
Si el la marco ella le ha dado más que una simple inmortalidad, se a fundido con ella en la pureza suprema.
Raham sabia ahora donde estaba ahora, mientras ella lo miraba sin saber qué hacer, el limpio su boca con su pulgar y la obliga a limpiarlo con su lengua.
—Sientes eso, es todo lo que soy, y lo que yo sé de ti ahora—espeto Raham.
Mayra se cruzó de brazos ante la descarada de Bastet, no podía creer que algún como ella la retara dio un paso, pero la egipcia no se movió, no tenía miedo, si había conocido a el mal en los dos hermanos, que impotencia tenia saber de lo que era capaz la esposa de Luciel.
Pensarlo de la daba dolor de cabeza. Ella solo sonrió con descaro y le dio la espala caminando hacia su lugar que tomo en sentarse.
—Vaya, así que esposa, porque tan celosa, temes que tu "Esposo" caiga en mis encantos.
—Te crees lista.
—No soy lista se de lo que eres capaz con solo verte los ojos, tranquila, no me interesa tu "Esposo" sabes algo serás muy diosa del universo, pero no eres lista.
Mayra sonrió no podía creer que siguiera retándola, tomo lugar frente de ella, se impuso como lo que es, la Reyna infernal. Ella debía someterse.
—Porque, porque si empezamos una batalla todo morirá, no es así. —ella embozo una sonrisa—Somos creaciones casi divinas, el amor jamás muere y su muero que queda si no hay amor—Mayra lo sabía—Lo vez, cada ser viviente sin importar lo que sea, incluso tu amor por el me alimenta.
—Así es como funciona—respondí Mayra sin importancia—lo que salga de tu boca no me interesa
—Entonces porque estás aquí, porque están aquí ambos, él sabe muy bien lo que desea decirme, pero tu deberías saber que antes de ti, de tu propia existencia hubo tantas como yo, tantas que el borro de la historia o me equivoco Luciel, cuando él se aburría las aplastaba dejando el polvo y el mismo viento se lleva los restos, jamás se menciona, jamás se recordaran y jamás existieron, no tenemos que ser enemigas solo porque yo le chupe la verga a tu esposo primero—la mirada de Mayra se oscurece como también el aire se siente sofocado. —Vas provocar huracanes diosa del universo, tranquila quieres respuesta, realmente estoy aquí por casualidad.
—Mientes —espeto ella—Por tu bien piensa antes de lo que vas a decir, porque igual puedo dejarte mal herida.
—Por cuanto tiempo, el amor me sana en segundos, no puedes tu destruir algo puro, porque de eso fui creada, si tienes que reclamarle alguien mira hacia atrás—sonrió la egipcia sabiendo que Luciel estaba en peligro.
—¿Dónde esta Erthiel? —preguntó Luciel.
—Porque debería saberlo es tu hermano, no se supone que tiene vínculos los hermanos, como yo lo tenía con Abbdiel, y lo dejaron morir para su morbo, me mirando durante mucho tiempo mientras mi hermano agonizaba y no hicieron nada, siendo seres supremos del mismo dios, dejaron morir a mi hermano—espeto ella golpeando el mueble—No sé dónde está Erthiel, pero créeme cuando lo descubra no será los uncidos que lo van a despedazar.
—Tienes razón no tenemos que ser enemigas, pero debes saber cuál es tu lugar, serás muy diosa del amor, pero yo soy todo el mundo, lo comprendes anciana. —La pelinegra solo lamio sus labios como burla—Como tu dices antes de mi estabas tú, solo que ahora estoy yo y tú no eres nadie, por tu bien espero que hayas dicho la verdad, si muere tu creador mueres tu también no es así—a ella se le borro la sonrisa. —Según se fue el mismo Erthiel quien puso más de ti, tal vez no mueras, pero serás mortal, te quedaría perfecto y borrarte esa sonrisa de perra que tienes—se puso de pie—Te sometes a las reglas de ahora, o no busques el destino que tendré para ti.
—Bien—espero ella obligada—si tanto quieres saber dónde está Erthiel, entonces, tan solo hay que esperar que busque a su semilla perdida, su primogénita y quien es diosa de todo lo contrario a mí—cerro los ojos y aspiro—Creo que ha despertado su bastarda demasiado tarde diosa.
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Clan lobo
Werewolf-Por favor, déjame en paz, solo déjame en paz, no diré lo que eres, lo que son y lo que son capaces-el solo sonrió, acaricio su mejilla con sus nudillos manchados de aquel carmesí. -No, porque no soy el único que guarda secretos, pequeña mariposa-su...