013.Primer dia en Bilbao

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El sol se asomaba por las ventanas de la casa de los padres de Alicia, inundando el cuarto de una luz cálida y suave. Leo fue el primero en despertarse, lleno de energía y emoción por el nuevo día. Corrió a la habitación de Alicia y Robin, llamándolos con entusiasmo.

— ¡Mamá, papá, despierten! ¡Es hora de levantarse!

Alicia y Robin se miraron con sonrisas de satisfacción. Aún se estaban acostumbrando al nuevo título de Robin, pero cada vez que Leo lo usaba, llenaba de alegría el corazón de ambos. Alicia le dio un beso en la frente a Robin y luego se levantó para empezar el día.

Después de un desayuno familiar, en el que Leo no dejaba de contar sus planes para el día, decidieron salir a explorar Bilbao. Primero, visitaron el casco viejo, donde Leo quedó maravillado con las calles adoquinadas y los edificios antiguos. Robin y Alicia disfrutaron viendo a Leo descubrir nuevos lugares y personas, sintiendo una conexión más profunda como familia.

Unai se les unió más tarde y los llevó a algunos de sus lugares favoritos en la ciudad. Caminaron por el parque de Doña Casilda, donde Leo jugó en los columpios y corrió por los jardines. Mientras Leo jugaba, Alicia y Robin aprovecharon para conversar con Unai sobre cómo había sido para él crecer en Bilbao, fortaleciendo su relación.

Durante el almuerzo, en un restaurante típico del lugar, Leo pidió a Robin que lo ayudara a cortar su comida. Robin lo hizo con gusto, y Leo, con su sonrisa traviesa, comentó:

— Gracias, papá.

Unai observó la interacción con una sonrisa, sintiendo un cálido orgullo al ver cómo Robin y Leo se habían adaptado tan bien el uno al otro. Alicia, por su parte, se sentía inmensamente feliz y agradecida por la nueva dinámica familiar.

Por la tarde, visitaron el Museo Guggenheim, donde Leo quedó fascinado con las esculturas y las obras de arte. Robin y Alicia le explicaron algunas de las piezas, tratando de fomentar su curiosidad y amor por el arte. Unai, aunque no era un experto en arte, disfrutó viendo la emoción de su sobrino y las interacciones entre su hermana y Robin.

Antes de regresar a la casa, pasaron por la Ría de Bilbao y disfrutaron de un paseo en barco, donde Leo pudo ver la ciudad desde una perspectiva diferente. La brisa fresca y las vistas impresionantes hicieron que el paseo fuera aún más especial. Leo, sentado entre Alicia y Robin, no dejó de sonreír y hacer preguntas.

De vuelta en la casa de los padres de Alicia, la familia se reunió para una cena casera. El ambiente estaba lleno de calidez y camaradería, con conversaciones animadas y risas constantes. Leo, agotado pero feliz, se acurrucó en el sofá junto a Robin, llamándolo "papá" una vez más mientras le contaba todo lo que había visto y aprendido durante el día.

Después de la cena, Alicia, Robin y Leo se retiraron a su habitación para descansar. Leo se durmió rápidamente, abrazado a su juguete favorito y murmurando "papá" en sus sueños. Alicia y Robin se quedaron un rato más despiertos, conversando sobre el maravilloso día que habían tenido y los planes para el futuro.

— Es increíble lo bien que se ha adaptado Leo —dijo Alicia, acariciando suavemente la mano de Robin.

— Sí, me hace muy feliz escucharle llamarme papá —respondió Robin con una sonrisa de satisfacción.

— Y a mí me hace feliz verte a ti así de contento. Estamos construyendo algo hermoso juntos —agregó Alicia, mirándolo con ternura.

Con esa certeza en el corazón, se acurrucaron y se durmieron, sabiendo que, aunque el viaje a Bilbao había sido corto, había consolidado su vínculo como familia. El siguiente día prometía ser igual de especial, y todos estaban ansiosos por vivir nuevas aventuras juntos.

El gol del corazón // Robin Le Normand Donde viven las historias. Descúbrelo ahora