014.nuevas aventuras en bilbao

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El sol volvió a iluminar la habitación donde Leo dormía plácidamente entre sus padres. Robin fue el primero en despertar y, con cuidado, se levantó para no despertar a Leo ni a Alicia. Se dirigió a la cocina para preparar el desayuno, queriendo sorprender a la familia con una mañana especial.

Unai, quien ya estaba despierto y preparándose para su propio entrenamiento, se encontró con Robin en la cocina. Los dos compartieron un café y una conversación amistosa mientras Robin cocinaba.

— Agradezco mucho que me hayas recibido así, Unai —dijo Robin mientras removía los huevos en la sartén.

— Es un placer tenerte aquí, Robin. Puedo ver lo feliz que hace a Alicia y Leo. Es todo lo que siempre he querido para ellos —respondió Unai, sonriendo.

Un rato después, el aroma del desayuno recién hecho despertó a Alicia y a Leo. Ambos se unieron a Robin y Unai en la cocina, donde fueron recibidos con una mesa llena de comida. Leo, con su habitual entusiasmo, se sentó rápidamente y comenzó a devorar su desayuno.

— ¡Gracias, papá! —dijo Leo con una sonrisa radiante mientras mordía su tostada.

Después de desayunar y despedirse de Unai, que se dirigía al entrenamiento, la familia decidió explorar más de Bilbao. Alicia había planeado una visita al Parque Natural de Urkiola, un lugar que había sido especial para ella y Unai durante su infancia.

El viaje al parque fue lleno de conversaciones y risas. Leo estaba particularmente emocionado, fascinado por la idea de una aventura en la naturaleza. Al llegar, se encontraron con paisajes impresionantes: montañas, bosques y senderos que parecían sacados de un cuento de hadas.

Alicia les mostró a Robin y Leo los lugares donde solía jugar cuando era niña, compartiendo recuerdos con nostalgia y alegría. Robin, a su vez, disfrutaba viendo a Alicia en su elemento y a Leo explorando con curiosidad cada rincón del parque.

Durante una caminata por uno de los senderos, se detuvieron en un mirador que ofrecía una vista panorámica del valle. Robin abrazó a Alicia desde atrás, y Leo se paró frente a ellos, observando el paisaje con asombro.

— Es hermoso, mamá. Gracias por traernos aquí —dijo Leo, girándose para mirar a sus padres.

— Me alegra que te guste, cariño. Este lugar es muy especial para mí —respondió Alicia, besando la frente de Leo.

Pasaron el día caminando, haciendo un picnic y jugando en la naturaleza. Robin y Alicia se turnaron para enseñar a Leo sobre las plantas y los animales que encontraban, disfrutando de la oportunidad de compartir su amor por la naturaleza con él.

Por la tarde, cuando el sol comenzaba a bajar, decidieron regresar a la ciudad. Antes de volver a casa, hicieron una parada en la playa de Ereaga en Getxo. Leo corrió hacia el agua, riendo y saltando sobre las olas. Alicia y Robin lo siguieron, tomados de la mano, disfrutando del momento.

Sentados en la arena, observando a Leo jugar, Robin tomó la mano de Alicia y le dijo:

— Estos días han sido maravillosos. Siento que cada vez somos más una familia.

Alicia asintió, mirando a Robin con amor.

— Sí, lo somos. Y sé que a Leo le hace muy feliz tenerte como papá.

Leo, al escuchar sus palabras, corrió hacia ellos y se arrojó en sus brazos.

— ¡Los quiero, mamá y papá! —exclamó, abrazándolos con fuerza.

Robin y Alicia se abrazaron, sintiendo una profunda gratitud por el camino que habían recorrido hasta llegar a este punto. El viaje a Bilbao no solo había reforzado su relación, sino que también les había permitido crear recuerdos que atesorarían para siempre.

Esa noche, de regreso en casa de los padres de Alicia, la familia disfrutó de una cena tranquila. Leo se quedó dormido rápidamente, agotado por la emocionante jornada. Alicia y Robin, sentados en el sofá, compartieron una copa de vino y conversaron sobre el futuro, sintiéndose más conectados que nunca.

El viaje a Bilbao había sido más que una simple visita; había sido un recordatorio de lo que significaba ser una familia, de la importancia del amor y el apoyo mutuo. Con el respaldo de Unai y el resto de la familia, Alicia y Robin sabían que podían enfrentar cualquier desafío juntos.

El gol del corazón: La historia de Robin y Alicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora