6

142 60 77
                                    

Seguí con mi búsqueda un tanto nerviosa hasta que al fin los encontré.. estaban sentados en unos sillones de la sala común, charlando en voz baja para no molestar, aunque soltaban de vez en cuando una gran carcajada los dos que me hacía sentir extraña.

Quede unos segundos escondida detrás de la pared observándolos..

Jos se veía feliz.

Intenté juntar valor para acercarme a ellos pero no pude hacerlo, ¿Cómo interrumpirlos cuando se veían tan contentos?

Volví sobre mis pasos y me encaminé a casa.

Llegué a casa, subí a mi habitación y me dejé caer en la cama.

Estaba exhausta.

El reloj marcaba las 5:00 am.

No tenía mucho tiempo para dormir pero tenía que hacerlo.

Para mi suerte estaba tan cansada que de inmediato me dormí, sin pensar en aquello que temía que me mantuviera despierta lo que restaba de la noche.

El despertador sonó a las 7:00 am.

Abrí mis ojos , extendí mi brazo para apagar la alarma, y como un si fuera inevitable aparecieron los recuerdos de anoche con Sacc.

Coloqué mis manos en mi cabeza y me obligué a reprimir todo aquello que me atrajera a él.

Me levanté rápidamente para vestirme, y al hacerlo me maree, mi vista se nubló y tuve que sentarme otra vez.. eso pasa cuando te levantas muy rápido.

Al volver a la normalidad, pude vestirme y asearme.

Tenía sueño, pero nada que un buen desayuno no pudiera arreglar.

Baje las escaleras en busca de comida y me encontré a Jos bebiendo su café.

El me miró serio y dejó la taza sobre la mesa.

–Hable con Fati anoche.. –dijo bebiendo otro sorbo–, me dijo que estuviste en el hospital– levantó una de sus cejas– ¿Tienes algo que decirme?– totalmente sorprendida por la traición de Fati y esta emboscada, decidí que ya era hora de tener una charla con Jos, una breve charla.

–Si.. –dije para luego sentarme en frente de él–, fui a buscarte –aclaré mientras me preparaba una tostada con manteca–, de hecho te encontré con Paula, y la verdad que no quise molestarlos. Quería decirte que esta bien.. –lo mire directo a los ojos–, esta bien que estés con Paula.– rogaba que mis palabras fueran suficientes para finalizar la conversación.

–¿Caminaste sola por la calle en la madrugada hasta el hospital?–dijo con sus ojos bien abierto– ¿Qué estas loca? ¡Podría pasarte cualquier cosa y nadie sabría! ¿Cómo no me llamaste.. ?

Completamente sorprendida por su reacción, habiendo evitado un tema tan importante, opté por huir, en muy simples y veloces pasos tome mi mochila y una manzana para salir disparando a la puerta, dejando a Jos con la palabra en la boca.

–¿Qué?¿A donde crees que vas?– gritó viéndome atónito marcharme, mas bien escapando.

Fue la mejor decisión de la mañana.

Llegué a la casa de Darla, y allí estaba, reluciente.. como la extrañé.

–¡Por fin!–dije extendiendo mis brazos y mirando hacia el cielo–¡Al fin das señales de vida! Te mandé miles de mensajes, no me contestaste ni uno, ¡Ni uno Darla!– le grité.

–¡Ya, ya, calla!–dijo riendo– no me sentía muy bien.. –aclaró. Se la veía muy desanimada.

–¿Sucede algo?¿Te sigues sintiendo mal?–la tomé del brazo para que se detuviera.

El Bosque de GivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora