Alastor deseando ser rey del infierno comienza un juego con Lucifer para deshacerse de su depresión, el comerá su carne, pero esto es peligro, ¿podrá Alastor seguir con el engaño al rey y a su corazón?
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la batalla era difícil, sangre y cuerpos por todas partes pero tenían una oportunidad, ellos podrían ganar, si tan solo no hubieran aparecido los serafines del cielo. Sombras imponentes, eran solo un poco de todo su poder, tenían tres pares de alas cada uno, ojos por partes de su cuerpo, un aro de luz arriba de su cabeza.
Con solo un movimiento ya habían sometido a todos los demonios del lugar, sangre y gritos llenaron el campo de batalla, tanto Charlie como Alastor estaban tirados en el suelo a unos metros de Lucifer.
Alastor lo miraba horrorizado mientras que la princesa lo estaba aterrada de ver a su padre en medio de las sombras, siendo rodeado por estas, el rey por su parte estaba sonriendo y miraba a sus hermanos con calma
-Hola queridos hermanos, hace mucho tiempo que no nos vemos-
Dijo con calma el rey, extendió sus alas para acercarse más a las sombras que eran sus hermanos los grandes serafines del cielo.
-Tranquilos, yo tomaré el castigo de mi hija, así terminara todo y ustedes podrán irse-
Alastor lo miro mientras gotas de sudor frío recorrían su frente hasta deslizarse por sus mejillas , era un idiota si creía se podría sobrevivir ante los ataques de los serafines, ellos eran más, tenían más fuerza y poder, el pobre rey nunca podría con ellos, si ese pan continuaba Lucifer moriría
-(Solo debemos volver a contraatacar, tal vez podria-)-
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una fuerza que lo empujaba hacia atrás, volteó con rapidez, era un portal y lo estaba succionando, con las pocas fuerzas que le quedaban Alastor se aferró al suelo, clavando unos tentáculos de sombra en el con mucha fuerza
-¡Maldición!-
Gritó con fuerza, Lucifer por otra parte tenía una sonrisa gigante en su cara, relucía a pesar del momento oscuro y sangriento que estaban atravesando, alzó con orgullo su bastón y gritó con fuerza para que todos lo demonios que estaban siendo tragados por los diferentes portales que él había creado lo escucharan
-¡Regresen a casa, esta batalla ha terminado, su rey los protegerá!-
Decía muy feliz el rey del infierno, pero Charlie que estaba siendo arrastrada por el portal gritaba y intentaba de manera desesperada sostenerse el suelo o de cualquier otro objetó que se le cruzara
-¡Espero papá detente, no lo hagas, por favor!-
Rogaba desesperada mientras lagrimas salían de sus ojos y se deslizaban con rapidez de sus mejillas, no pudo seguir con su inútil intento de lucha pues Lucifer se acerco volando hacia ella y con un chasquido puso a dormir a su pequeña hija
-Charlie mi niña hermosa, es hora de dormir...-
Sostuvo sus mejillas con cariño paternal y juntó su frente con la de ella dejándole unas ultimas palabras antes de soltarla y ver como el portal la llevaba a un lugar seguro
