Cuando Hace Frio

Horrible presentimiento.

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Sujeta mi cuerpo que tiembla entre tus dedos.
No me dejes caer, sostenme en tus brazos que me hacen daño.
Mamá... ¿Si te perdono todo te quedarás?

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Llevo bastante tiempo aquí.

Estoy familiarizado con cada cosa de este hospital. El olor, los médicos, los pacientes y los diferentes pasillos.

Se todo sobre este lugar, más este lugar no sabe nada de mi.

A lo mejor el único que si sabe de mi sea haibara, pero inevitablemente su vida se resbala entre sus dedos como si de agua se tratara.

Hay fechas en el calendario que me generan terror, hay momentos del año en los que nada más deseó sepultarme bajo tierra y no salir durante los próximos cien años. Por eso no me gusta mirar el calendario, es una forma avanzada de evitar mis problemas. Si tan solo no fueran tan conciente del tiempo a mi alrededor sería una táctica funcional.

Odio mis propias entrañas, mi piel y mis huesos inútiles capaces de solo ocupar espacio. Odio mis ojos, mi cabello y mi sonrisa, esas cosas que halagaron de mi.

Odio que nadie me conozca bien, y sin igual es mi culpa, soy yo quien se aleja cuando siente que sus predicciones sobre mi se vuelven acertadas.

Si pudiera arrancarme los huesos del cuerpo, si pudiera arrancar mi piel palida y fea de mi lo haría sin dudarlo. Mamá seguramente lo hubiera aprobado.

"Odió"

Odio tanto al punto de dolerme el pecho, se me estruja por dentro y me hace aspirar a expulsar mis órganos. Es un odio autodestructivo, solamente soy capaz de odiarme a mi mismo.

Me siento cada día más loco, cada día más irreal, siento todo con una fragilesa terrible, me romperé si me dice otra cosa mala. Soy tan humano, al punto de generar asco.

Hoy mi calendario me lo dicta, ella vendrá, estará aquí en mi terreno y lo transformara en suyo. Tal y como lo era en casa.

El libro que sostenía en mis manos me lo dió ella, nunca fue bueno, nunca me gustó del todo leer, me genera una sensación agridulce. Y sin igual lo amo tanto, son sentimientos tan contradictorios. Puedo comparar la relación que tengo con ella con mi relación con este libro.

La amo, la amo tanto.

El ya familiar golpeteo de la puerta me saco de mis pensamientos, no quiero reconocer que fue un acto bueno.

─ No pensé que vendrías hoy, Suguru.

Estaba parado en la puerta, firme. Expectante a lo que supuse yo seria cada expresión generada en mi rostro, seguramente me veo del asco.

─ Es una pregunta tonta, soy tu médico, por supuesto haría acto de presencia Toru.

─ Que leal.

Cerré el libro en mis manos, no estaba prestando demasiada atención a todo.

Él y yo, yo y él.

La idea me gusta y me aterra a partes iguales. ¿Cómo seríamos nosotros dos juntos? ¿Funcionaria o directamente fracasaría?

Él. Que proviene de una ternura infinita.

Yo. Que vengo de una herida abismal.

Él. Que proviene de una herida abismal.

Yo. Que vengo de una ternura infinita

El corazón se me ajusta en el pecho, las emociones que siento me revuelcan en el suelo, mi cuerpo esta cansado y mi alma esta hecha pedazos. Es cristal doloroso, si Suguru no se quita sus manos hechas para sanar estarán dañadas con los fragmentos de mi corazón.