Una caminata más por el sendero que apenas se mantiene intacta, grietas cada cuatro pasos, un viento casi imperceptible, humedad intensificada y el olor a mar invadiendo con cosquillas mi nariz. El avance es lento, pero con pasos seguros, ya acostumbrada a los resbalos que terminan con moretones, esta vez quiero evitarlos.
Quisiera decir qué hay un silencio total pero sería mentir, se escuchan las olas tranquilas llegar a la costa a unos varios metros lejos y descendiendo, también se escucha movimiento por los alrededores, seguro algún roedor o incluso perros escarbando y no hace falta decir que puedo sentir y escuchar el retumbar de mi corazón. Si bien el camino no es desconocido la oscuridad y la soledad del paseo me ponen nerviosa.
Un domingo a altas horas de la noche sin percepción de humano posible generaba inquietud, pero confío en conocer esta ruta tan habitual ya a este punto de mi vida, la cuestión era seguir unos 15 metros más hasta llegar a la cima y final del camino.
Una pequeña farola ilumina el final del camino, luz amarilla que apenas deja ver alrededor.
-llegaste- una voz masculina que está en límite de ser un susurro
-si-
Un intercambio fugaz previo y de costumbre para adentrarnos al edificio frente nuestro.
Edificio con paredes que no logró conservar la pintura blanca, partes donde los ladrillos se dejan ver, rasgaduras que recorren largas distancias y la humedad que se conserva por años y decidida a quedarse.
En la habitación principal en donde se encuentran otras 3 personas se mantiene un ambiente de bienvenida
Velas blancas prendidas colocadas en conjunto de tres, en las cuatro ventanas que en este momento se encuentran cerradas, y otras seis velas en una mesa de madera vieja o que al menos no consiguió mantenerse a lo largo de los años.
Un saludo genérico por parte de todos los presentes, todavía quedaban dos por llegar.
La espera es en silencio, se mantiene la calma hasta que se escuchan pasos arrastrándose y murmullos que incrementan, la puerta cruje y las personas faltantes hacen presencia.
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Conexiones. SilverCamil
Roman pour AdolescentsMantener la cotidianidad es lo que muchos esperan de su vida, pero para Mía en su último año de secundaria no sucede. Empieza a soñar, a tener recuerdos que no son suyos, que no le pertenecen pero se encuentra tan atravesada por ellos que no puede e...