CAPÍTULO 99 SUPERANDO EL MIEDO

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Las enormes cajas fueron metidas por el par de grandulones de Ross y Travis, Austin les ayudaba, las colocaron en el vestíbulo de la entrada a la gigantesca mansión Kelce Swift, Charles miraba con atención, Evie saltaba, la introducción de su tío Austin al decirles que eran regalos para ellos le avivó la emoción y desesperación por saber su contenido.

—Mami, regalo— le jalaba el vestido.

—Evie, calma, tal vez, el tío Austin no debió decirles eso ahora mismo— Taylor frunció el ceño. —No era el momento para los obsequios—

—Oh, vamos, señora aburrida, deja que disfruten su cumpleaños— Austin bromeó.

—Austin— lo miró mal.

—Será mejor que no la hagas enojar— Kelce le susurró.

—¿No los pueden abrir ahora?, Taylor— su hermano le lanzó la pregunta. —Mira esas caras, claro que ya los quieren abrir—

Suspiró. —Ok, pueden hacerlo, supongo, antes de que lleguen los demás— Swift les dio el permiso.

—Abre, abre, abre, abre, abre, abre, abre, abre— Evie repetía desesperada.

—Abre, abre, abre— Charles se tapó la boca con sus manitas, riendo.

—Con esto necesitamos ayuda, voy por un cuchillo— fue a la cocina.

—Creo que esto se va a salir de control y todavía no sé que es lo que tiene dentro— Selena rio. —¿Está bien si entro a saludar a tus suegros? —

—Sí, Sel, tranquila— la rubia le respondió.

Ross estaba todavía parado con gran intención de saber que es lo que contenía las cajas, por su tamaño, debía ser algo genial, no se consideraba precisamente amigo del hermano de Taylor Swift, pero tampoco le desagradaba, a pesar de que se enteró del secreto pasado que tuvo con su ahora novia, Selena. —Ya quiero ver esto— se cruzó de brazos, riendo.

—He vuelto— Kelce entró con el utensilio cortando las cajas y logrando que pudieran abrirlas.

Swift empezó a sacar el hule espuma que protegía a los regalos de que se fuesen a dañar en el traslado de la fábrica o tienda de juguetes hasta aquí, toda esa basura la estaba reuniendo en una bolsa enorme que venía dentro de las mismas cajas, ya que observó que se veía todo listo, les habló a los niños.

—¿Están listos para ver qué es? — Austin les dijo emocionado.

Los mellizos estaban saltando.

—¡Sorpresa! — abrieron las cajas y dentro de ellas se encontraban dos autos de batería, con el tamaño justo para ellos.

—¡Ahhhhhhh! — Evie gritó emocionada.

—¡Auto! — Charlie aplaudió.

—Dios mío— Taylor estaba mirando sorprendida del mismo modo, probablemente un regalo así debió haber sido consultado con ella, pero no culpaba a su hermano, la verdad es que se miraba tan emocionado y feliz de darle un regalo así a sus hijos que no le quitaría ese gusto, por más que tuvo una pequeña experiencia mala con ese tipo de juguetes en la casa de los Mahomes, supuso que sería buen momento de enseñarles a jugar de manera más normal conducir un auto de juguete.

—¿Qué les parece? — Austin estaba feliz. —Los dos iguales, para que no haya problemas, solo que uno es rojo y otro rosa— señaló los coches deportivos, Lamborghini para ser más específicos.

Travis reía. —Parece que vamos a formar a los próximos campeones del formula 1— Kelce miró a su esposa, quien relajó su expresión. —Lo que no sabes es que Evie ya tiene experiencia en esto—

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora