Kwon

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Kwon salía del dojo con la mente aún centrada en el entrenamiento que acababa de terminar. Mientras caminaba por la ciudad, sus pensamientos se dirigían a la conversación reciente con la sensei Da-Eun. Ella le había pedido que vigilara a Nichols, había expresado su desconfianza debido a su pasado en Miyagi-Do. Y aunque al principio le resultó un poco incómodo, con el tiempo, había llegado a sentirse cómodo con la compañía dea chica.

Si sensei era como una figura maternal para él. Había sido su mentora durante años, guiándolo no solo en el dojo, sino también en su vida aunque al principio no hubiera sido muy obediente. Su influencia era profunda, y Kwon la respetaba profundamente.

Sumido en sus pensamientos, Kwon no se dio cuenta del chico que venía caminando rápido hacia él hasta que chocó con él. Se tambaleó un momento antes de recobrar el equilibrio.

—¡Oye, fíjate por dónde vas! —gruñó el chico, sus ojos clavándose en Kwon.

Kwon miró al chico con indiferencia, notando que su actitud irritaba aún más al menor.

—¿Y tú quién te crees que eres? —respondió Anthony LaRusso, el hijo menor de LaRusso.

Sin inmutarse, Kwon se mantuvo en silencio. Anthony, molesto, dio un paso hacia él y lanzó un golpe. Kwon esquivó con facilidad y contraatacó, derribando a Anthony de inmediato.

—Aprende a respetar a quien no conoces —dijo Kwon, mientras se inclinaba para pisar la mano del menor, provocando un grito de dolor. Se alejó con una ligera sonrisa en el rostro.

El encuentro lo sacó de sus pensamientos y le recordó que debía mantener el enfoque en el torneo. Mientras volvía a tomar rumbo, su mente divagaba. El torneo estaba cada vez más cerca, y los entrenamientos eran agotantes pero necesarios. Kwon sabía que estaba listo para demostrar quién era.

𝔄𝔩𝔪𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔠𝔬𝔪𝔟𝔞𝔱𝔢-𝔉𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora