El gol del corazón // Robin Le Normand

052. Celebracion de jovenes estrellas

Era un día especial en el Reale Arena. La Real Sociedad había preparado una pequeña celebración para honrar a los juveniles de la cantera que habían ganado el campeonato. El ambiente estaba cargado de emoción y orgullo, no solo para los jugadores, sino también para sus familias y todos los aficionados del club.

Alicia se encontraba en las gradas con Matteo y Luka, ambos vestidos con las camisetas de la Real Sociedad. Matteo no podía contener su emoción, y Luka, aunque aún muy pequeño, parecía captar la energía del momento. Alicia observaba con orgullo y alegría, anticipando el evento que estaba a punto de desarrollarse en el campo.

El estadio estaba lleno, con los aficionados coreando y creando un ambiente eléctrico. Antes del partido del primer equipo, los juveniles fueron llamados al campo. Los jóvenes futbolistas, liderados por Leo, salieron al terreno de juego con pasos seguros y sonrisas amplias. Los aplausos resonaron por todo el estadio, celebrando sus logros y su futuro prometedor.

Unos segundos después, el primer equipo de la Real Sociedad comenzó a salir al campo, encabezados por su capitán, Robin Le Normand. Los aplausos se intensificaron y las cámaras capturaban cada momento. La atmósfera estaba cargada de orgullo y expectación.

Robin, con la copa del campeonato en manos, se dirigió hacia los juveniles. Los ojos de Leo brillaban de emoción y orgullo mientras observaba a su padre acercarse. Era un momento que ambos habían soñado y que finalmente se estaba haciendo realidad.

Al llegar frente a su hijo, Robin se agachó ligeramente para quedar a la altura de Leo y, con una sonrisa, le entregó la copa.

— Esta es para ti y para todo el equipo, Leo. Han trabajado duro y se lo merecen —dijo Robin con voz emocionada.

Leo tomó la copa con manos temblorosas y miró a su padre con ojos llenos de admiración.

— Gracias, papá. Esto es un sueño hecho realidad —respondió Leo.

Padre e hijo se abrazaron, un abrazo lleno de amor y orgullo. Los aplausos y los vítores de la multitud eran ensordecedores. Era un momento que quedaría grabado en la memoria de todos los presentes.

Después del emotivo intercambio, ambos equipos se reunieron para una foto grupal. Los juveniles y el primer equipo posaron con la copa, y las cámaras no dejaban de disparar, capturando cada sonrisa y cada gesto de alegría.

Alicia, desde las gradas, no podía evitar derramar unas lágrimas de felicidad mientras abrazaba a Matteo y Luka. Ver a Robin y Leo compartir un momento tan especial y único llenaba su corazón de alegría y orgullo.

Al día siguiente, la prensa estaba loca por las fotos de Robin y Leo juntos con la copa. Los titulares hablaban de la complicidad y el amor entre padre e hijo, destacando no solo sus logros deportivos, sino también la hermosa relación que compartían.

"Unión de Campeones: Robin y Leo Le Normand, Orgullo de la Real Sociedad", "De Tal Palo, Tal Astilla: La Dinastía Le Normand Brilla en el Reale Arena", y "Momentos de Oro: La Familia Le Normand en el Corazón del Club", eran algunos de los titulares que inundaban los periódicos y las redes sociales.

En casa, Alicia mostró a Robin y Leo los artículos y las fotos. Matteo, aunque aún pequeño, entendía la importancia del momento y no dejaba de abrazar a su hermano y a su padre.

— Estoy muy orgulloso de ti, Leo —dijo Robin, acariciando el cabello de su hijo—. Este es solo el comienzo de muchos más momentos como este.

Leo, con una sonrisa radiante, miró a su padre.

— Gracias, papá. No podría haberlo hecho sin tu apoyo y el de mamá.

Alicia, con Luka en brazos, se unió al abrazo familiar.

— Somos un equipo, y siempre estaremos aquí para apoyarnos —dijo Alicia, sintiendo el calor y la unidad de su familia.

Aquella noche, mientras se preparaban para dormir, Leo miró una última vez la foto de la celebración antes de apagar la luz. Era un recuerdo que guardaría para siempre, un símbolo del amor y la unidad que su familia representaba. Y mientras el sueño lo envolvía, soñó con futuros campeonatos y momentos aún más gloriosos, sabiendo que con su familia a su lado, todo era posible.