𝓽𝓱𝓻𝓮𝓮

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La Prueba de Confianza

(20/06/98) Bosque encantado

Los días que siguieron a la reunión con Madame Isabel fueron intensos para Leah y Peter. A medida que profundizaban en su estudio del vínculo mágico, también se veían obligados a enfrentar sus propios prejuicios y emociones. Las constantes disputas iniciales comenzaron a dar paso a una comprensión más profunda.

Una tarde, mientras practicaban un complicado hechizo de vinculación en el claro del bosque encantado, Leah sintió una conexión más fuerte con Peter. Era como si sus mentes estuvieran comenzando a sincronizarse, permitiéndoles anticipar los movimientos del otro.

—Parece que estamos mejorando —comentó Peter, observando cómo la luz del hechizo se desvanecía suavemente.

—Sí, pero aún no sabemos qué significa todo esto —respondió Leah, limpiándose el sudor de la frente—. Necesitamos más respuestas.

Antes de que Peter pudiera responder, una sombra se movió entre los árboles. Ambos se pusieron en guardia, varitas listas. De entre las sombras, apareció una figura alta y encapuchada.

—Veo que han progresado en su vínculo —dijo la figura con una voz profunda y resonante—. Pero aún están lejos de estar preparados.

—¿Quién eres? —preguntó Peter, su tono desafiante.

—Soy el Guardián de las Runas, encargado de proteger los secretos antiguos de esta academia. He venido a ponerlos a prueba.

Leah y Peter intercambiaron una mirada rápida, ambos entendiendo la gravedad de la situación.

—¿Qué tipo de prueba? —preguntó Leah, tratando de mantener la calma.

El Guardián levantó una mano, y una luz brillante envolvió a los dos jóvenes. Cuando la luz se desvaneció, se encontraron en un laberinto mágico, con paredes altas y cambiantes.

—Deben encontrar el corazón del laberinto y demostrar su confianza mutua. Solo así podrán desbloquear el verdadero poder de su vínculo —dijo la voz del Guardián, resonando en el aire.

Leah respiró hondo y miró a Peter.—No tenemos otra opción. Tenemos que hacerlo juntos.

Peter asintió, mostrando una determinación que Leah no había visto antes en él.

—Vamos.

A medida que avanzaban por el laberinto, enfrentaron varios desafíos. Hechizos ilusorios intentaron separarlos, criaturas mágicas bloquearon su camino y trampas ocultas pusieron a prueba su ingenio.

En cada obstáculo, se dieron cuenta de que solo podían superarlo si confiaban completamente el uno en el otro. En un momento crítico, quedaron atrapados en una sala que se llenaba lentamente de agua. Leah entró en pánico, recordando su miedo a los espacios cerrados y el agua profunda.

—Leah, mírame —dijo Peter, tomando su mano—. Respira. Podemos hacerlo. Confía en mí.

Ella asintió, tomando fuerza de la calma de Peter. Juntos, conjuraron un poderoso hechizo de escape, rompiendo las paredes del laberinto y liberándose. Finalmente, llegaron al corazón del laberinto, un círculo de runas antiguas brillando en el suelo.

—Lo lograron —dijo la voz del Guardián—. Han demostrado que pueden confiar el uno en el otro. Pero recuerden, esto es solo el comienzo. Su verdadero desafío aún está por llegar.

Con un destello de luz, el Guardián desapareció, y Leah y Peter se encontraron de vuelta en el claro del bosque. Exhaustos pero victoriosos, se miraron con una nueva comprensión.

—Gracias por creer en mí —dijo Leah, rompiendo el silencio.
Peter sonrió.

—Siempre supe que tenías un gran potencial, Smith. Ahora, vamos a descubrir qué más podemos hacer juntos.

Con su vínculo fortalecido, Leah y Peter se prepararon para enfrentar los desafíos que aún les aguardaban, sabiendo que, mientras estuvieran unidos, podrían superar cualquier obstáculo.

Bajo la misma sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora