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Maraton kaji 9/10
Resumen: Kaji acude a ti después de una pelea y busca atención.
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¡Kaji! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué ha pasado?
"¿Cómo es? No hace falta que te lo expliques", dijo Kaji mientras se acercaba a ti con la nariz ensangrentada y un ojo hinchado. Hiciste una mueca al ver sus heridas.
"Déjame cuidarte, Kaji".
—Vamos a limpiarte. Iré a buscar mi botiquín de primeros auxilios. —Comenzaste a buscar la pequeña caja roja y blanca. Salir con Kaji venía acompañado de inscribirte para ayudar a curarlo, naturalmente. —Ven, siéntate aquí —dijiste, señalando la silla de tu escritorio frente a ti.
—No tienes por qué hacer esto, ¿sabes? —se burló y se sentó—. Solo quería venir a verte. Lo siento, ha sido un día muy largo —continuó. Se sentó en tu silla y te observó mientras tomabas lo esencial para aliviarlo de sus heridas. Por mucho que nunca lo admitiera, le encantaba que lo cuidaras. Aprendió desde el principio a confiar en los demás y a contar con los amigos que lo rodeaban, pero le gustaba jugar a este juego contigo. Aunque en el fondo sabías que le gustaba que lo trataran como a un bebé.
—Sabes que siempre cuidaré de ti, Kaji. Caminaste hacia él con las manos ocupadas. Cerrando el espacio entre sus piernas, te paraste entre ellas. Le echaste hacia atrás el cabello rubio helado y comenzaste a secar la sangre seca que goteaba de la parte superior de su cabeza. Kaji cerró los ojos y apretó los dientes ante la sensación burbujeante del peróxido de hidrógeno.
"Avísame si te duele la presión. Te lastimaste bastante". Seguiste limpiándote y comenzaste a limpiar alrededor de las cejas.
—¿Qué demonios se supone que significa eso? ¡Gané! —Se soltó de tu agarre y te miró con cara seria.
"Estoy jugando contigo, Kaji, por supuesto que lo hiciste. Tienes que tener más cuidado. Sabes que me preocupo por ti..."
"Bueno, al menos siempre vuelvo sano y salvo", respondió.
Él te miró y admiró lo concentrada que estabas. Le encantaba mirarte y admirarte mentalmente, pero dejaba de mirarte cuando tú lo mirabas. Te rodeó la cintura con los brazos y un rubor comenzó a extenderse por tu rostro. Podías sentir el calor de su mano irradiando por tus costados. Tocarte era algo que todavía no hacía con frecuencia, así que trató de ocultarse secándose brevemente el sudor de las manos; por suerte, estabas demasiado concentrada en tu tarea.
Era tan adorable y te encantaba cómo poco a poco se iba abriendo a ti cada día más y más.
—Abre la boca —dijiste mientras ibas a limpiarle el labio inferior hinchado.
"¡Saca primero la ventosa, tonto!"
—Aquí, sostenlo tú para mí —respondió él y rápidamente lo colocó en tu boca. El dulce sabor se derritió en tu lengua y también un ligero gusto metálico de su labio reventado. Frunciste los labios alrededor del chupete ahuecando tu mano derecha debajo de su barbilla.
Al colocarle el último vendaje en la cara, sentiste sus manos dirigirse a la parte baja de tu espalda.
—Muy bien, ya está todo hecho. —Respiraste profundamente, suspirando y te giraste para devolver tus cosas al botiquín y tirar lo que quedaba. Él te impidió soltarte y te giraste para encontrarlo con una mirada determinada en su rostro que te dejó perpleja. Ambos estaban envueltos en la mirada del otro, esta vez él no apartó la mirada.
—¿Sabes qué te haría sentir mejor? —preguntó, ensanchando la esquina superior derecha de su labio y dejando al descubierto su colmillo.
"¿Qué?" respondiste con los ojos muy abiertos.
"Este."
Él fijó su mirada en tus labios y luego volvió a mirarte a los ojos, luego sacó la ventosa de tu boca y presionó sus labios contra los tuyos. Te dejaste envolver por la sensación eufórica de sus labios sobre los tuyos y la colocación de sus manos. Sin dudarlo, envolviste una mano alrededor de su nuca para profundizar el beso. De todas las veces que has hecho esto por él, ¿cuánto tiempo ha estado esperando que sucediera este momento? Ya no importaba. Ambos estaban atrapados en el toque del otro.
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