¿Boda?

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"Como las olas que borran las huellas en la arena, el pasado se desdibuja, pero sus ecos permanecen."

Londres, Presente.

Joans despertó al sentir unas caricias suaves en su rostro. Abrió los ojos lentamente y, al mirar a su alrededor, se dio cuenta que la dueña de dichas caricias era Hanna. La sensación de sus dedos delicados sobre su piel le resultaba a la vez reconfortante y perturbadora. Mientras su mente se despejaba del sueño, una ola de pánico lo invadió.

Con un movimiento nervioso, se giró hacia la estantería en busca del documento que había encontrado en el despacho de su padre. Su corazón latía con fuerza mientras buscaba entre los libros y papeles. El folder estaba allí, exactamente en el mismo lugar donde lo había dejado, pero Joans necesitaba asegurarse de que no fuera visible a simple vista.

Después de confirmar que el documento estaba bien escondido, Joans se relajó ligeramente. No podía permitir que nada comprometedor saliera a la luz, especialmente no en un momento tan vulnerable.

Hanna, notando el cambio en su expresión, se despertó y le sonrió con ternura. -Todo bien?- preguntó, sin saber lo que había estado pasando en la mente de Joans.

-Sí -dijo Joans con voz rasposa, tratando de calmarse. -Solo... necesitaba asegurarme que el aire estuviera prendido.

Hanna se incorporó y lo miró con curiosidad, pero decidió no presionar. -Desayunemos - sugirió, levantándose de la cama. 

Joans la miró con seriedad. -En realidad, ya había quedado en almorzar con Bell,- dijo, tratando de sonar convincente.

Hanna estaba a punto de responder cuando se oyó un ligero golpe en la puerta. La mamá de Joans asomó la cabeza con una sonrisa cálida. -Perdona la interrupción - dijo mientras entraba, -pero quería avisarles que el almuerzo ya está listo.

Se acercó a Joans y le dio un beso en la mejilla con una ternura maternal. -Me alegra verte. Los padres de Hanna también vendrán a la comida. Será una buena oportunidad para formalizar la relación frente a sus padres.

Hanna se quedó paralizada por un momento, su sorpresa evidente en su rostro. -¿Mis padres vienen también?-preguntó, su voz mezclando incredulidad y preocupación. No esperaba que esta situación se volviera tan formal, especialmente con la tensión que había surgido entre ellos.

Joans se giró hacia Hanna, su rostro reflejando la preocupación de ella. -Sí, parece que sí- confirmó con un tono que intentaba sonar calmado.

La madre de Joans sonrió ampliamente, ajena a la tensión que había en la habitación. -¡Maravilloso! Espero que todos disfruten de la comida. Hanna, no te preocupes por nada, solo relájate y disfruta del momento.

Hanna asintió lentamente, intentando ocultar su malestar. -Gracias, señora Grant. Lo aprecio.

Mientras tanto Joans sintió un nudo en el estómago al escuchar la noticia de que los padres de Hanna se unirían al almuerzo. La preocupación y la frustración crecieron dentro de él, como si un torbellino de pensamientos estuviera a punto de desbordarse. La idea de tener que enfrentar a los padres de Hanna en un momento tan incómodo le provocaba una sensación de malestar. Intentó mantener la calma, pero era evidente que su semblante estaba cambiando.

Hanna observó cómo el rostro de Joans se tornaba de una expresión de calma a una de irritación apenas perceptible. La confusión y la tensión se le notaban claramente, y su preocupación creció al ver cómo el malestar de Joans se hacía evidente. Ella trató de ocultar su inquietud, pero la situación estaba comenzando a desmoronarse.

Ecos de un Amor PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora