Capítulo 3- El gran día.

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Ya pasaron dos días desde que tomé esa riesgosa decisión de cantar para salvar el grupo, valía la pena el intento. Nuevamente tomé mis pastillas y me dirigí a la escuela.

Después de finalizar las clases del día, escuché el sonido de la batería desde mi salón, rápidamente recogí mis pertenencias y bajé.

Al llegar al salón de música, abrí lentamente la puerta y los espié un poco, tal como la primera vez cuando los conocí, sin embargo, esta vez el grupo estaba entero, estaban iniciando su canción sin letra, e ahí interferí cantando de una manera suave y lenta, para luego intensificar mi voz, sin acelerar mi habla, estaba intentando recordar la letra mientras cantaba. Ellos comenzaron a tocar más bajo, buscando el origen de la voz, cuando miraron hacia la puerta, me vieron y rápidamente se detuvieron. Hice la misma acción y cerré la puerta, pero esta vez no escapé, me quedé justo donde estaba.

Eren salió y me vio frente a la entrada, este miró a su grupo y me apartó, cerrando la puerta detrás de él, estábamos solos en el pasillo, solos él y yo.

—¿Qué? ¿Cómo?— me miró confundido.

—Quise ayudarlos, tampoco quiero quedarme de manos cruzadas y esperar a que no reciban el crédito que merecen— dije bajando la cabeza.

—Grace, tu voz es preciosa- opinó Eren mirándome sorprendido— ¿Pero estás segura de que puedes? ¿y tu enfermedad? Si te pasa algo, no me gustaría cargar con la culpa— añadió preocupado.

—Eren, no tienes que preocuparte— sonreí mientras acariciaba su mejilla amablemente— Prometo no agitarme mucho— dije.

—Si te agitas al cantar, te exijo que te detengas en ese instante, nosotros terminaremos la canción enérgicamente, ¿lo prometes?— añadió Eren sosteniendo mi mano.

Podía palpar el agradable calor que emanaba en su mano, la cual sostenía la mía con delicadeza.

—Lo prometo— le asentí con una sonrisa y este me la devolvió.

Ambos entramos y los chicos se nos quedaron mirando de forma pícara.

—¿De qué tanto hablaban? ¿Al fin te le declarante, bro?- preguntó Connie mientras alzaba y bajaba sus cejas en forma de broma.

—Vamos, Connie, déjate de tonterías— dijo Eren frunciéndole el ceño, algo sonrojado, supongo que por la vergüenza; el mencionado al verlo, solo soltó varias risitas— En fin, ella reemplazará a Marco en esta ocasión— cambió el tema con un semblante animado.

—¡Así que era su hermosa voz la que estaba acompañándonos en nuestro ensayo!— dijo Reiner asombrado, simplemente rasqué mi nuca con timidez.

—No creí que fuera así de bella— dijo Jean alucinado, por lo que sonreí.

—¿Por qué mejor no hacemos un último ensayo a ver cómo nos va— preguntó Eren con emoción— ¿Estás segura de que puedes hacerlo, Grace?— añadió mirándome preocupado.

—Estoy segura, adelante— dije con emoción.

Reiner puso la grabadora de su celular, lista para grabar nuestra canción.
Los chicos comenzaron con la intro que les aconsejé, tocaban animados y con emoción, unos minutos después, hice mi aparición con una voz suave, pero el ritmo, la letra, ambas cosas transmitían energía.
Hice una pausa y estos seguían tocando, para luego intervenir, intensificando mi metal de voz, y después de terminar esa parte de la letra, un grito se escucha en la sala, parte de la canción. Jean y Connie, eran los coristas, improvisaban un poco después de que yo cantaba.

Los lazos del ocaso (Eren x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora