CAPÍTULO V

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CAPÍTULO V: El principio del fin
"¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? ¿Hasta cuándo tendré conflictos en mi alma, con angustias en mi corazón cada día?"

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TW: Menciones de violencia doméstica, lenguaje verbal abusivo






Martes 9 de Septiembre, 1975 (2:48 am)


   Cuando Daphne despertó, estaba en un lugar que no reconocía. La imagen de una sirena que le sonreía extrañamente fue lo primero que sus retinas captaron. La sirena tenía sus ojos maquillados de forma horrible pero era algo que últimamente se había normalizado. Negros y dispersos, con el cabello despeinado a propósito y con pequeños aros plateados decorándolo. La mujer pez se acercaba y se alejaba de ella, mordiéndose el dedo y despeinando aún más su cabello. Tuvo que parpadear un par de veces para notar que no estaba soñando, sino que estaba en una cama la cual no era la suya y lo que sus ojos observaban era un póster en el dosel de la cama.

   Su corazón dio un vuelco, sentándose ágilmente y mirando a sus lados asustada. La habitación estaba levemente iluminada por un farol de fuego mágico. Todas las habitaciones de Hogwarts tenía al menos uno de esos en sus espacios de descanso; sin embargo, ese parecía estar roto porque iluminaba pobremente el lugar. Casi apagándose. Era un hecho que aún seguía en la Torre de Gryffindor, más no en su cuarto. Olía extraño —la habitación, no ella—. Habían libros apilados contra las paredes de forma desorganizada. Posters, fotos, recortes de periódicos, todos colocados sobre los espejos, las mismas paredes, incluso el techo.

  Una toalla que había reposado en su cabeza, cayó sobre sus piernas añadiendo dramatismo a su revelación horrible. Se encontraba en un cuarto de chicos. Bajó la mirada lentamente a la toalla húmeda y caliente que había dejado en su frente un sentimiento sucio e incómodo. Sus ojos se sentían llorosos, y sus músculos débiles. Qué había ocurrido con ella, que había terminado de esta manera en un cuarto... ¿de chicos?
  Intentó pararse, deslizando sus piernas de debajo de las sábanas de seda —esas sábanas no eran las que el colegio entregaba, notó rápidamente—, pero sus pies chocaron con un cuerpo. Daphne los alejó rápidamente, chillando del miedo. El cuerpo pesado que la rubia por un momento creyó que había sido un muerto, terminó siendo algo aún peor. Un chico. Éste se sentó rápidamente, respirando profundamente, y pareciendo más asustado que ella.

—¡Daph!

  Era Remus. Su corazón pudo latir más tranquilo ahora. Él tenía el rostro grasoso, brillaba en la luz de la habitación; debajo de sus ojos se marcaban dos ojeras prominentes —aunque eso no era nada extraño—, y su cabello también se veía sucio y desprolijo. Daphne nunca lo había visto así, tan desarreglado.  Detrás de él, en la cama siguiente, las cortinas se movieron suavemente y el león dorado que estaba pintado en ellas, se estiró perezosamente mientras su boca se abría en un bostezo como un pequeño gatito dormilón. El dibujo se partió en dos, abriéndose las cortinas y haciéndose ver un James Potter muy adormilado. No llevaba lentes y su cabello parecía un realmente la melena de un león.

—¿Qué...?—, no logró terminar su oración desconcertada, antes de que Remus se levantase agitado del suelo como si el diablo lo hubiera poseído.

—Vamos, debemos llevarte a la enfermería.

  Daphne parpadeó, eran demasiadas cosas para procesar de una sola vez. Nunca antes había estado en las habitaciones de chicos de Hogwarts, eso se sentía ilícito —posiblemente, porque lo era dentro de las reglas del colegio—. Tenía más cosas de las que preocuparse en ese momento (muchas) pero Daphne era, después de todo, sólo una chica de 15 años. Enfocarse en James era lo más lógico en ese momento, dado que Remus ahora se asemejaba más bien a un torbellino que se movía de un lado hacia otro y la mareaba aún más. Potter se había puesto sus lentes ahora, y la miraba sin expresión que Daphne pudiera reconocer. Él se veía cansado, pero al menos no tenía el aspecto miserable que Remus sí llevaba.

𝐮𝐧𝐭𝐢𝐭𝐥𝐞𝐝 ➵ j.potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora