Antes del inicio

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A la mañana siguiente, el sol apenas comenzaba a iluminar el horizonte cuando Tori, Kwon y Yoon se reunieron para entrenar. La calma de la mañana contrastaba con la intensidad que se vivía en el dojo. El aire estaba cargado de anticipación y tensión, reflejando la importancia del torneo que se acercaba. A pesar del silencio, el ambiente estaba impregnado de la energía feroz que caracterizaba a Cobra Kai.

Tori estaba más centrada que nunca, pero su mirada evitaba encontrarse con la de Kwon. La advertencia que él le había hecho la noche anterior seguía resonando en su mente, un recordatorio constante de la vigilancia que su lealtad a Cobra Kai requería. Mientras se enfrentaba a Yoon en un combate intenso, Tori demostraba una determinación implacable. Cada golpe y cada movimiento estaban cargados de la fuerza de su enfoque.

—Más precisa, Nichols —murmuró Kwon, su mirada fija en cada movimiento de Tori. Su tono, aunque firme, tenía una calidad observadora, como si estuviera evaluando cada detalle.

—Yoon, más intensidad —ordenó la sensei Da-Eun, su voz cortante cortando el aire. No había espacio para la complacencia; el ritmo del entrenamiento era implacable.

Los intercambios entre Tori y Yoon eran brutales, sin piedad ni concesiones. Cada uno trataba de superar al otro con intensidad. Tori canalizaba su rabia y frustración en cada golpe, dejando claro que estaba dispuesta a darlo todo.

—Eso es todo lo que tienes, Yoon? —provocó Kwon, sus palabras una mezcla de desafío y ánimo para que el combate se mantuviera en un alto nivel.

Yoon lo miró con desdén, pero no respondió a la provocación. En su lugar, intensificó sus ataques contra Tori, buscando cada oportunidad para ganarle terreno. La relación entre Kwon y Yoon seguía siendo tensa, sus personalidades chocaban constantemente. Esta fricción era evidente para sus senseis, quienes sabían que esta dinámica podía afectar el rendimiento general del equipo.

—Concéntenrse. Este no es el momento para egos —intervino Da-Eun, deteniendo cualquier escalada de la tensión. Su voz tenía un tono de autoridad que buscaba calmar los ánimos y mantener el enfoque.

Tori, alimentada por la rabia y la frustración, hizo que sus golpes fueran cada vez más precisos. Cada movimiento estaba diseñado para desahogar su ansiedad y canalizar su concentración hacia el torneo.

Después de varios minutos de combate intenso, la sensei Da-Eun finalmente intervino, dando fin al enfrentamiento. El grupo se reunió en una esquina del dojo, jadeando y recuperando el aliento. La intensidad del entrenamiento había dejado su marca, pero la sensación de preparación era palpable.

De vuelta en el hotel, el grupo se dirigió al restaurante para la comida. Tori se sentó en una esquina, manteniendo una distancia respetuosa de la conversación animada que rodeaba a sus compañeros. Aunque intentó no dejarse afectar, la presencia de Robby no pasaba desapercibida. Su mirada fija en ella era difícil de ignorar, y Tori sentía la presión de su presencia constante.

—¡Vamos a comer después de un buen entrenamiento! —dijo Yoon, su tono alegre contrastando con la seriedad de la mañana.

El resto del grupo se unió a la conversación, pero Tori se limitó a asentir y participar mínimamente. Kwon se sentó a su lado, pero no hizo intentos de iniciar una conversación. La comida llegó y el grupo se sumergió en una animada charla, con Tori permaneciendo en silencio, perdida en sus pensamientos. La intensidad del entrenamiento y la presión del torneo la mantenían enfocada en su objetivo, y su mente no podía desviarse ni un momento.

Mientras los demás conversaban y reían, Tori se centraba en su objetivo: el torneo. Su determinación era clara y su enfoque era implacable. Sabía que debía mantenerse fuerte y concentrada para demostrar que Cobra Kai no solo era una fuerza a tener en cuenta, sino la fuerza dominante. Cada momento de preparación era un paso más hacia el éxito que buscaba, y nada iba a desviarla de su meta.

𝔄𝔩𝔪𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔠𝔬𝔪𝔟𝔞𝔱𝔢-𝔉𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora