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—Bien, creo que esto es suficiente...

Dijo la pelirosa, viendo la pila de libros sobre la mesa. 

Y bien, eran más de los que ella podía leer. Teniendo en cuenta también que ella detestaba leer, a menos de que se tratara de un buen comic.

—¿Para qué es todo eso? —preguntó el castaño.

Anya esbozó una sonrisa.

—Son todos los libros que encontré respecto al problema. Algunos explican sobre las emociones, y otros me ayudarán a hacerte comprenderlas.

¿Era necesario? Claro que sí, demasiado. 

Anya apenas entendía los conocimientos básicos de la psicología. Así que, ayudar a Damian también sería una ayuda a ella para extender sus conocimientos.

—No creo que sean útiles.

Y así, una vez más, las ilusiones de Anya se destruyeron en cuestión de segundos.

—Claro que sí, no seas pesimista.

—Ya leí todos esos libros. 

—¿Qué...? 

Vaya que él tenía una grandiosa manera de hacerla decepcionar con solo 5 palabras.

—Yo también estuve investigando sobre mi problema mucho tiempo antes de conocerte. Y créeme, nada de esto sirvió. 

Anya se dejó caer sobre una de las sillas que estaban sobre la mesa.

—Además, debiste suponerlo. Estamos en la biblioteca de la mansión...

Ciertamente, él tenía un punto.

—B-bueno, es cierto. —Aceptó ella, acariciándose las sienes— Pero bien lo dijiste, en ese entonces no me conocías, por lo que no podías sentir nada. Está claro que no ibas a comprenderlos.

Él frunció los labios.

—Además, no creo que los hayas leído todos. —se levantó de la silla, y empezó a rebuscar entre la pila de libros. Finalmente tomó uno, estaba lleno de polvo, pero así se lo entregó al castaño— Este no parece haber sido abierto desde hace muchos años.

Él recibió el libro, y lo miró fijamente. 

Sopló sobre la portada del libro, esparciendo todo el polvo que este tenía sobre el espacio donde estaban ellos dos. La portada de cuero, con un color oscuro similar al marrón. Pequeños rombos que formaban uno solo, estaban justo en medio del libro. Alrededor tenía ciertas decoraciones que eran doradas, pero estaban muy desgastadas para notarse.

Abrió libro, y para su suerte, estaba en español. Leyó las primeras palabras que estaban escritas en este...

—¿Alexitimia...? —musitó.

—Déjame ver. —Pidió Anya, y él bajó el libro para que quedara a la altura de la chica— Oh, sí. He escuchado de ella antes.

Ambos se sentaron, Damian dejó el libro sobre la mesa para que ambos pudieran echarle un vistazo. 

Las páginas estaban oscuras y desgastadas, algunas no estaban completas del todo. Ese libro había sido escrito a mano, y era notable.

—¿Lo habías leído ya? —preguntó Anya, a lo que él negó.

—Es la primera vez que veo este libro, ¿Dónde lo encontraste?

Ella señaló hacia al frente, pero solo habían estantes, y unas escaleras que llevaban a la parte de arriba de la biblioteca.

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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Alexitimia | Anya x DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora