Me quiero morir de vergüenza por que me pasó esto, se acaban de ir, he sentido como cierran la puerta principal. Veo la camiseta en el suelo arrugada y el tanga en la maleta , agarro el conjunto y me dispongo a reñir a mi madre.
Al bajar las escaleras escucho a mi madre en llamada pero me da igual. La bronca se la va a comer aunque sea en otro idioma.
Cuando me ve me dice en lengua de señas (aprendí de pequeña para comunicarnos a espaldas de mi padre) :
(Estoy en teléfono que quieres) al final se señala los cascos
(Por qué me metiste una tanga y un sujetador tuyos en mi maleta y no, yo que sé, unas camisetas) Está a punto de reírse.
(En realidad son para ti, por que siempre llevas esas bragas de abuela y ya estas en edad de tener lencería te dije que era mía para que no la tiraras)
- Si Rogelio se que tengo que entregarlo el lunes- Me hace un gesto para que me vaya.
( Que yo no quiero esto, para eso no me pongo nada y hace la misma función ) le secó yo
(Te lo quedas y punto y llévale esas manzanas a Sara que le dije que se las llevarías tú para que te viera) no me jodas. Dejo la tanga y sujetador en la encimera y como las manzanas de mala gana. De repente siento algo caer en mi cabeza, efectivamente, es el tanga. La miró enfadada y gritó.
-ME CAGO MAMA DONDE HAY PAPEL- A Propósito para que Rogelio, su jefe, me escuche.
-Perdone ya sabe usted lo que es tener adolescentes en casa, si esto de las hormonas- No escucho mas por que cierro la puerta de fuera.
¡Vamos! Me libre del tanga. Miro a la derecha y veo su casa y se me vuelve a ir el color. Otra vez no, ya pase demasiada vergüenza. Elisabeth no somos unas cagonas. Timbra sin miedo como si no hubiera pasado nada. Timbro y me abre Oli. El cual nada más verme me abraza, huele muy bien como a fresas y coco. De repente siento un cambio en su abrazo. Se aparta y me pregunta.
-¿Buscas a mi hermano?- Su expresión cambió de " Te eche de menos" a "me aburre" en 3 segundos- Ya te digo ahora que se fue a la playa.- En mi cabeza estoy saltando de emoción, bailando y cantando.
- Para nada vengo por ti, tenemos que jugar al Mario Kart, ¿recuerdas?- Se le vuelve a iluminar la sonrisa, esa sonrisa es la descripción de un trocito de pan. Y en ese caso yo me lo comería, no penséis mal, es un hermanito para mí.
Dejo las manzanas en la puerta y me agarró del brazo para que subiera. Me tira hacia el segundo piso y grito saludando a Sara la cual está en la cocina.
Nuestras casas son literalmente iguales menos por la piscina y que ellos tienen campo artificial y una cama elástica. Las dos casas son así. Tu entras tienes el salón a la derecha y a la izquierda una mesa de comedor, todo abierto. Luego hay una pared con un arco que da a la cocina a la derecha y ala izquierda encontramos las escaleras y al lado un mini pasillo con un baño y al final la entrada a un sótano por si pasara algo. También al lado del pasillo está la misma habitación minúscula de conservas. Arriba hay dos habitaciones con un baño en cada una. En el caso de mi casa una es un despacho/una zona de pilates/esta mi piano/ mi ordenador y por último la última planta es la habitación de las todopoderosas madres. Un piso entero de habitación con ventana en el tejado.
Cuando me doy cuenta estamos delante de la habitación de su hermano. Me está mirando otra vez con expresión de aburrimiento.
-Tiene mejor tele así que jugamos aquí- Torna los ojos, me pregunto que se pasara por su mente.
Al entrar me quedo flipando, llevo tanto tiempo sin entrar que me da nostalgia. Tiene todo super recogido, más que yo. Y tiene un montón de postres de jugadores que no conozco. Mientras que Oli enciende la tele y conecta la Nintendo me permito cuchichear ya que el me vio un tanga, creo que tengo permiso suficiente. Como ya he dicho me da mucha curiosidad. Uy ¿y esto? Aww tiene en el escritorio una foto nuestra, él y yo con 7 años abrazados. Porque no tengo esta foto, saco el móvil y le saco una foto. Ya le pediré una copia. Salgo monísima. Me giro y otra vez me mira con la misma cara.
-Seguro que quieres jugar, ¿no prefieres jugar con él?
Las hormonas pegan fuerte, joder parezco mi madre, le quito el mando de la mano y le digo.
-¿Seguro que no me dices esto por que tienes miedo a perder?- Y su expresión vuelve a cambiar a competitiva. Nos sentamos en la cama. Super cómoda por cierto.
Después de 10 jugadas vamos 5 vs 5. Desempate. Suena la señal del Mario kart . Y comienza la última partida, voy primera por ahora. Primera vuelta sigo yendo primera. La segunda vuelta me esta pisando los talones pero logró que no me pille. Última vuelta quedan pocos segundos y vamos bastante igualados. Ya veo que la meta está a 2 curvas y un poco de línea recta. Se nota la presión en el ambiente. Solo se escucha la música del mapa en el que jugamos. Queda poco para ganar otra vez.
Abren la puerta. Sin querer me giro y Jack otra vez está flipando.
-¡Vamos! ¡Te gané! ¡Que loser!- Oli sigue festejando y yo sigo mirando a su hermano fijamente como él me está mirando a mi, hay algo que me impide quitarle la mirada.
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El juego del amor (el juego nunca acaba)
RomansaJack y Eli se conocieron a los seis años con una bonita amistad pero al atravesar la pubertad, algo cambió entre ellos. Su amistad se transformó en un amor profundo y complicado, revelando sentimientos que habían estado latentes desde siempre pero n...