Capítulo 2.

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Tres Años después

Kai

Nuestra relación iba marchando bien, era un secreto que habíamos mantenido en todos lados, excepto para mamá, que ahora que Alex decidía quedarse nos mantenía aún más vigilados, y hablando de Alex y yo, habíamos entrado a la preparatoria, para nuestra suerte habíamos quedado juntos, éramos como imanes que no podían ser separados, claro estaba que no actuamos como novios, solo éramos novios en nuestras habitaciones o en lugares secretos, íntimos para los dos, para los demás éramos simples amigos.

Hoy era el último día de vacaciones de verano, estaba en mi precioso sueño cuando sentí algo como si raspara mi cama y jadeara bastante, abrí los ojos despacio encontrando a la cavelier de Alex en mi cuarto ¿Cómo había entrado a mi casa? Ah, si, el hoyo.

-Becky ¿Cómo llegaste hasta aquí? Ven acá- cargue a Becky hacia mi cama, al parecer se alegró porque comenzó a querer lamer mi cara- Hey, vas a preocupar a tu papá, de seguro te está buscando como loco.

Dicho y hecho, una voz comenzó a gritar sin importar la paz de los vecinos desde su patio.

-¡Becky! ¡Becky!- los gritos se escuchaban hasta mi habitación, me acerque a la habitación aún con la perrita en mi brazos y observe a Alex (tan guapo como siempre) aún en pijama con su expresión de angustia agitando el plato de comida de Becky.- Soy la peor persona del mundo, ¿Cómo pierdo a mi perro en mi propia casa?- decía mientras se llevaba una mano a su cabeza y seguía moviendo el plato de comida, yo me estaba divirtiendo bastante con esa escena.

Suficiente diversión por hoy, deje a Becky en el piso y tomé mi celular para llamarlo, aún era temprano pero yo soy feliz viéndolo temprano, seguía viéndolo por la ventana y sonreí felizmente cuando tomó su teléfono para contestar mi llamada.

-¿Puedes dejar de gritar tanto?- Dije fingiendo enojo.

-Bueno días para ti también Kai, lo siento, ¿Recuerdas que me regañaste por ser tan despistado, desorganizado y mal novio?- vi cómo hacía un puchero mientras se sentaba en el pasto.

-No te dije mal novio, solo te dije que debías ser más organizado y cuidadoso con tus cosas, y claro que lo recuerdo, fue ayer, ¿Por qué la pregunta?- yo también me senté en el piso junto con Becky

-No encuentro a Becky ¿Puedes creer que se perdió en mi propia casa?

-Si te creo ¿Puedes venir a mi casa?- acaricié la cabeza de Becky que se había recostado en mis piernas.- Ahora, pero no hagas enojar a tu mamá.

-No te prometo nada, llego en diez segundos.

Colgó la llamada y escuche como salto desde la cerca hasta mi patio, en menos de cinco segundos se encontraba subiendo la escaleras.

-¿Para qué necesitabas de mi presencia hermoso rayo de sol.- a veces saca frases poéticamente románticas, aunque casi reprobara literatura, abrió la puerta y su cara fue de completo asombro, llevando su mano a su boca con falsa indignación- ¡Secuestrador de perros!

-No me la robe- me puse de pie y me acerque a él.- ella llegó a mi- le di un piquito mientras seguía con su falsa indignación.

Becky al ver a Alex corrió hacia él moviendo su colita para que la acariciara.

-¿Te robas a mi perro y me robas un solo beso? Imperdonable- me tomó de la cintura pegándome a él, quise profundizar un poco más, puse mi manos en su cabeza haciendo que nuestros cuerpos se pegaran más, me encantaba esto.

Al separarnos deje mis manos en su cuello y él en mi cintura, no necesitábamos palabras, solo éramos él y yo, beso mis mejillas haciéndome sonrojar un poquito más.

Paintings of Pain.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora