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𝕄𝕆𝕍𝕀𝕄𝕀𝔼ℕ𝕋𝕆𝕊 𝕋𝔼ℂ𝕋𝕆ℕ𝕀ℂ𝕆𝕊

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Él sabe que esto es incómodo para Clark.

Es incómodo para ambos.

Iban a empezar despacio. Entrar en calor el uno con el otro. Tal vez ir a recoger manzanas en verano. Una película, un restaurante, jugar a los bolos o algo así.

Pero ¿una fiesta de pijamas en serio? Eso no iba a ir lento.

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O: Jon invita a Conner a pasar la noche en Metrópolis, y Clark no dice que no...

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La masía está llena de fotografías.

Los cuadros abarrotan las paredes y las encimeras, llenan la repisa de la chimenea y las estanterías, y se abren paso en rincones cálidos y recovecos acogedores, robando todo el espacio libre que se pueda encontrar.

Ma ha pasado años creando dicha colección, encontrando marcos en ventas de garaje y armando minuciosamente álbumes de recortes, convirtiendo lo que de otro modo serían meros recuerdos en algo más tangible.

Conner ha estudiado cada fotografía.

Hay muchas imágenes de Clark, por supuesto, con su cabello oscuro y sus suaves rizos que nunca alcanzan la longitud necesaria para enmarcar su rostro. Hay hoyuelos en cada sonrisa tímida que esboza, y sus llamativos ojos azules le recuerdan a Conner un cielo sin nubes cuando captan el sol.

Puede ver un leve contorno de sí mismo en el hombre, pero ha llegado a la conclusión de que en realidad no son tan parecidos. Ha decidido que hay una diferencia entre un parecido y una similitud, y no sabe muy bien qué sentir al respecto.

Hay menos fotografías de Conner en la casa.

Una pareja en la cocina: una junto a la puerta de entrada y la otra, sin marco, sobre el frigorífico. Hay otra en la cartera de papá, una foto vieja y arrugada de cuando Conner llegó a vivir a la granja. La más grande es la foto con marco de ébano que está sobre la repisa de la chimenea, escondida ligeramente detrás de Clark en su primer torneo de béisbol.

No le molesta que Conner aparezca en tan pocas películas: no es muy fotogénico.

Es alto y sin gracia, le falta la masa muscular que hace que Clark parezca más grande que la vida, sus ojos tienen un tono grisáceo opaco que evoca días lúgubres y nublados. Y en todas las fotografías que mamá y papá han tomado a lo largo de los años, Conner no está sonriendo en ninguna de ellas. Cree que mamá probablemente intentó hacerle sonreír una o dos veces, pero la expresión nunca se le quedó. Simplemente se le escurrió de la cara como si fuera barro.

𝕄𝕆𝕍𝕀𝕄𝕀𝔼ℕ𝕋𝕆𝕊 𝕋𝔼ℂ𝕋𝕆ℕ𝕀ℂ𝕆𝕊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora