Viaje en el tiempo (Taang)

Capítulo 3

El viaje hacia las montañas al norte de Ba Sing Se no fue fácil. A medida que avanzaban, el terreno se volvía cada vez más accidentado, y las carreteras desaparecían, reemplazadas por senderos estrechos y escarpados. Aang y Toph caminaban lado a lado, sus pasos sincronizados en un ritmo constante.

"¿Qué crees que encontraremos en la cueva sagrada?" preguntó Toph, usando su control de la tierra para despejar un camino a través de una pendiente rocosa.

"No estoy seguro," respondió Aang, volando a baja altura para evitar las piedras sueltas. "Pero si este Guardián del Tiempo puede ayudarnos a regresar, vale la pena el esfuerzo."

El día se convirtió en noche, y decidieron acampar en una pequeña meseta con vista a un valle. Aang preparó una fogata con unos pocos golpes rápidos de fuego control, mientras Toph levantaba un pequeño muro de piedra para protegerse del viento.

"Es curioso," dijo Toph mientras se sentaban alrededor del fuego. "Siempre pensé que viajar en el tiempo sería más... no sé, emocionante. Pero esto se siente igual que cualquier otra misión."

Aang rió. "Tal vez es porque estamos juntos en esto. Hemos enfrentado tantas cosas juntos que un viaje en el tiempo no parece tan diferente."

"Supongo que tienes razón," dijo Toph, una sonrisa se asomaba en su rostro. "De todas formas, prefiero esto a estar atrapada en una ciudad aburrida."

A medida que la noche avanzaba, el silencio del entorno les permitió reflexionar. Aang miraba las estrellas, preguntándose cuántas noches similares habrían compartido sus ancestros en estos mismos lugares.

"¿Crees que deberíamos preocuparnos por cambiar algo en este tiempo?" preguntó Aang de repente.

Toph se encogió de hombros. "No soy una experta en esas cosas de los viajes en el tiempo. Pero supongo que mientras no interfieramos demasiado, deberíamos estar bien. Sólo tenemos que centrarnos en regresar."

A la mañana siguiente, se levantaron temprano y continuaron su viaje. El mapa que el anciano les había dado resultó ser más útil de lo que esperaban, guiándolos a través de pasos escondidos y señalando fuentes de agua.

Después de varios días de viaje, finalmente llegaron al pie de las montañas que el mapa indicaba. Desde ahí, podían ver una cueva oscura en lo alto, protegida por acantilados y una espesa vegetación.

"Ahí está," dijo Aang, señalando la cueva. "La cueva sagrada del Guardián del Tiempo."

"¿Y ahora cómo subimos hasta allá?" preguntó Toph, observando los acantilados.

Aang sonrió, extendiendo su mano hacia ella. "Déjamelo a mí."

Con un salto, Aang tomó a Toph y comenzó a ascender por el aire usando su control del viento. Toph, aunque acostumbrada a las alturas, se aferró a él con fuerza. Aang maniobró hábilmente alrededor de los obstáculos, y pronto aterrizaron suavemente en la entrada de la cueva.

"Impresionante," admitió Toph, soltándose y pisando firme en el suelo.

Entraron en la cueva, que se reveló ser más profunda y oscura de lo que parecía desde afuera. La luz del día desapareció rápidamente a medida que se adentraban, pero Aang encendió una pequeña esfera de fuego para iluminar el camino.

"¿Crees que el Guardián del Tiempo será amigable?" preguntó Toph, sus sentidos alerta.

"Eso espero," dijo Aang, avanzando con cautela. "No tenemos muchas otras opciones."

Después de lo que pareció una eternidad, la cueva se abrió en una vasta cámara subterránea. En el centro, un hombre de edad avanzada, con una larga barba blanca y vestiduras antiguas, los esperaba sentado en un pedestal de piedra.

"Bienvenidos," dijo el hombre con una voz que resonó en toda la cámara. "He estado esperándolos."

Aang y Toph se miraron, sorprendidos. "¿Eres el Guardián del Tiempo?" preguntó Aang, dando un paso adelante.

"Sí, lo soy," respondió el hombre. "Y sé por qué han venido. Buscan regresar a su tiempo. Pero sepan esto: el camino de regreso no es sencillo. Hay pruebas que deben superar, tanto físicas como espirituales."

Toph se adelantó. "No. Qué tenemos que ver nosotros con esto."

El Guardián del Tiempo sonrió, sus ojos brillando con sabiduría. "Muy bien. Entonces, que las pruebas comiencen."