Capítulo 6

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Capítulo 6

6.00 am

Me levante exaltada. Cada vez que lograba conciliar el sueño esos malditos rostros volvían a mi mente. Todo se repetía como un ciclo eterno. La puerta abrirse, el niño pidiendo ayuda, los gritos, llamados de auxilio, y aquellos rostros. Salí de aquella aula cansada de no poder borrar todo lo que aquejaba mi mente. La señora Betty seguía dormida, es un alivio que sepa mantenerse tan calmada en estos momentos. Ojalá yo fuese igual a ella.

Desearía que todo fuera un sueño. Afuera el sol comenzaba a salir. Pero aún no era visible. Es temprano, muy temprano en la mañana. A esta hora estaría levantándome para ir a la escuela. Eso si todo fuera normal. Creo que nunca he extrañado tanto a la cotidiana y monótona Ciudad de Magna.

- Buenos días. - Escuché a mi espalda y recordé que aquel hombre se había quedado haciendo guardia.

- Buenos días. - Contesté acercándome a él a paso lento.

- ¿No puedes dormir? - Preguntó al ver cómo me sentaba en el suelo. - Aún es temprano.

- No. Ya es suficiente para mí.
Un pequeño silencio nos envolvió. Era un desconocido, y no soy una persona muy habladora. Tampoco debería tenerle mucha confianza. Me detuve a mirarlo con detalle. Su cabello era oscuro y llegaba hasta sus hombros. Los ojos eran oscuros, como el mar en la noche. Por alguna razón todo él me recordaba al inmenso océano. ¿Por qué? Pero era un maestro. ¿No? Quizás de Educación Física. Si debía ser. Sus brazos parecían fuertes, como si los ejercitara diario.

- ¿Cuál es tu nombre?

- ¿Eh?

¿Me había descubierto mirándolo?

- Tu nombre. - Volvió a repetir.- Soy Rafael García. El maestro novato. - Dijo lo último con cierto toque de burla que me animó a esbozar una sonrisa.

- Aitana Román. - Dije girándome a buscar su mirada. - Estudiante de secundaria...

Pensé agregar algo más. Pero unos gruñidos me alertaron. Mire hacia las escaleras con temor.

- Han estado muy conversadores toda la noche. - Dice refiriéndose a los humanos rabiosos. - Pero no te preocupes. Aún están en la primera planta.

- ¿Cómo saldremos de aquí? - Pregunté sin esperar una respuesta.

- Por ahí no será. - Dijo mirando las escaleras.- Con suerte el gobierno mandará un rescate para los sobrevivientes de...- Se detuvo a pensar.- Lo que sea que haya sucedido.

Cuando iba a responder, un sonido conocido por mí me llamo la atención. Recordé que vestía el uniforme de secundaria, y tenía mi móvil guardado en el bolsillo de la camiseta.

- Hola. - Respondí después de verificar quien llamaba.- Rey.

- Es King, tonta. - Dijo respirando entrecortado. ¿Qué le pasa?

- ¿Estas bien? ¿Dónde estás?

- Escúchame bien...- Interrumpió. Creo que se oyen voces de fondo. La llamada está en alta voz. - Debes salir de la ciudad cuanto antes.

- No puedo King, estoy atrapada en la escuela primaria junto a...

- Óyeme bien. - Volvió a interrumpir. - Algunas personas están interesadas en.- Hizo una pausa. Su respiración era forzada. Parecía cansado. - ... Un experimento. Creo que es una enfermedad o virus. No importa.

Hubo más voces. Sentí a Rafael moverse a mi lado curioso por la conversación. Creo que la estaba escuchando muy bien, aun cuando no miraba hacia mí. Pero ahora mismo, me importa poco tener un espectador más. ¿Dónde está Rey? ¿El Casino? ¿Qué le sucede?

- No tengo mucho tiempo...- Admitió con voz entrecortada. - ... Cuando consigan lo que quieren van a destruir la ciudad. Si no la destruyen otros primero.

- ¿De qué hablas? - Pregunté sin entender bien.

- Hay tres barcos en el puerto. - Dijo con voz rápida.- Llega a ellos antes de que zarpen, hoy a las 8.00 de la noche.

-Tic tac...- Creo que escuche de fondo, como si imitara un reloj.

- King eso es en solo unas horas. - Dije apresuradamente, como si la burla fuera para mi.- No sé nada de tu mamá. Y... A todas estas ¿dónde estás?

- Solo algo más. - Pidió King con voz temblorosa. Pero creo que no me hablaba a mí. Parecía un ruego hacia una entidad de su lado del teléfono. - Debes apresurarte. Olvida a mi madre. - Escuche tres respiraciones de su parte. - Aitana, eres la mejor amiga que pude haber tenido. Eres como una hermana para mí. Por favor, sal de aquí y...

- Vamos niño. - Dijo una voz de hombre en el fondo.

- No tenemos todo el día.- Continuó otro adulto.

- Es todo. - Dijo King

¿Qué significa eso? ¿King? ¿Quiénes son esas personas? Me estremecí cuando un sonido me dio respuesta. Dos disparos. El teléfono tembló en mi mano. Si no hubiera sido por Rafael lo hubiera dejado caer.
El mayor tomó el objeto en sus manos y lo llevó a su oído. Rápido miro la pantalla y lo dejó a un lado.

- ¿Qué fue eso? ¿Dónde estaba tu amigo? - Al no recibir respuesta vi que comenzó a chasquear sus dedos frente a mis ojos.- Aitana... Aitana...

Era difícil coordinar las ideas y responderle. King... ¿Estaba muerto? Mi amigo de la infancia. El único compañero de juegos y travesuras. Mi hermano de otra madre. No. No puede ser.

- ¡Aitana! - Su grito me hizo mirarle asustada. Las lágrimas corrían por mis mejillas sin apenas darme cuenta. - Concéntrate. ¿Qué sucederá a las 8:00 de la noche?

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