Supera tu limite (Naruto/Boku no Hero)

Prologo

— ¡Papá, papá, mira lo que puedo hacer!

Las palabras del pequeño Naruto, de seis años, resonaron en la casa, dirigidas a un sorprendido Minato. No era para menos, ya que el joven Naruto había despertado su don.

— ¡Kushina, ven rápido! Naruto, ¿puedes hacerlo de nuevo para que mamá también lo vea?

El pequeño Naruto asintió feliz. Unos minutos después, Kushina apareció en la sala, secándose las manos con un trapo de cocina.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué tanto escándalo? Estoy terminando la cena.

— Mira, Kushina, Naruto te va a mostrar algo. Vamos, Naruto, muéstrale a mamá lo que le enseñaste a papá.

— ¡Sí, papá! Mira, mamá.

El pequeño Naruto se concentró y se alistó como si estuviera a punto de correr. Ante las miradas expectantes de sus padres, dio un pequeño paso y desapareció, dejando una estela amarilla en el lugar donde estaba. Apareció al otro lado de la sala, dejando la misma estela amarilla como marca del camino, pero accidentalmente rompió un jarrón. El pequeño volteó a ver a sus padres con una sonrisa gigante, ignorando el jarrón roto.

— ¡¿Vieron, vieron?!

La risa de Minato se escuchó ante la cara de sorpresa de Kushina. Minato levantó a su hijo en brazos, riendo ambos. Kushina, saliendo de su asombro, se unió a ellos en su alegría. La familia terminó de preparar la cena, no sin antes limpiar el jarrón roto y advertirle a Naruto que tuviera más cuidado. El pequeño rubio siguió jugando con su don recién descubierto, bajo las miradas divertidas de sus padres.

— El ataque de un villano provocó un incendio en un edificio de departamentos. Actualmente, las autoridades están controlando las llamas y auxiliando a las víctimas con ayuda de los héroes. Se reportan múltiples heridos y el paradero del villano aún es desconocido. Estaremos actualizando la información lo antes posible.

El sonido de las noticias en el televisor hizo que Naruto se detuviera y volteara a ver las imágenes del incendio.

— Naruto, la cena está servida. Ven, cariño.

Se escuchó el llamado de Kushina. El pequeño rubio obedeció y fue a la mesa. Durante la cena, exclamó:

— Quiero ser un héroe y salvar gente como papá.

Minato sabía lo que realmente consistía ser un héroe. Aunque le gustaría que su hijo siguiera ese camino, no estaba del todo seguro debido a lo peligroso que era. Kushina, viendo la indecisión de su pareja, puso su mano encima de la de él, dándole una sonrisa.

— Si quieres ser un héroe, tienes que comer todos tus vegetales, dejar de exagerar con el ramen y esforzarte en tus estudios.

Dijo Kushina, acariciando la cabeza de su pequeño.

— Sí, mamá.

— Ahora ve y lávate los dientes antes de ir a la cama, que mañana tienes escuela.

— Sí, mamá.

El pequeño rubio desapareció en un destello amarillo, dejando su rastro en dirección al baño.

— No te preocupes tanto, Minato. Posiblemente solo sea la emoción de despertar su don, ya se le pasará.

Minato soltó un suspiro pesado.

— Tienes razón, pero si sigue con esa idea, tendré que enseñarle a usar su don.

A la mañana siguiente, el pequeño rubio se despertó más temprano de lo habitual y se alistó para ir a la escuela. Bajó a desayunar antes de salir y se despidió de sus padres. Fue corriendo a la escuela, usando su don cuando estaba seguro de que nadie lo veía. Entendía algunas cosas de su don: solo podía dar saltos cortos, de un máximo de 3 metros, y no era un salto, sino más bien supervelocidad; para él, todo se movía más lento. Llegó a la escuela y saludó a sus amigos. Naruto no tenía problemas para socializar. Al llegar a su aula, saludó a Kiba, uno de sus amigos.