DAENERYS I

102 9 0
                                    

Había estado en el palco privado para ella junto a sus asesores y sus guardias para celebrar la reapertura de los fosos de lucha en Meereen. Recordaba vagamente cómo la gente vitoreaba y gritaba por sangre, lo que la dejó horrorizada al instante. Nunca le agradó la idea de que hombres se mataran solo por "honor", como intentaban asegurar los ex esclavistas durante sus numerosas discusiones.

No tardó mucho para que las peleas comenzaran, primero de uno contra uno y luego una campal. Fue en esa que no pudo evitar sentir el dolor en su pecho y el odio creciente en todo su ser cuando lo volvió a ver. Jorah, su viejo oso, estaba aún allí ignorando la orden que le dio de no volver a pisar Meereen ni ningún otro lugar en donde ella estuviera. Luego de que terminó apunto su lanza hacia su palco y, por un segundo, sintió un miedo profundo que creyó había dejado atrás después de que Viserys la hubieran vendido a su primer esposo.

No supo si fue su sorpresa lo que la desconectó o solo el miedo, pero casi ignoró a la arpía que estaba detrás de ella desangrándose por la lanza que Jorah había lanzado. Él no la intentaba matar, sino proteger del ataque de una arpía que se había infiltrado en su palco privado. Pronto fue retirada de allí cuando más arpías comenzaban a asesinar a la gente de las tribunas, ya fueran viejos esclavos o maestros; agarraban parejo.

El ataque no cesó ni por un minuto hasta que su hijo más grande y el más rebelde apareció volando y chillando en el estadio. Sus llamas rojas comenzaron a quemar a todas las arpías, los gritos de miedo por parte de todos pasaron a segundo plano mientras veía a su hijo de nuevo. Drogon voló sobre todo el estadio hasta que las arpías comenzaron a atacarlo y lanzarle lanzas. Algunas le dieron y eso solo avivó su furia quemando y destrozando con sus dientes a quien se le pusiera al frente.

Luego avanzó hacia él decidida a que todo esto debía acabar. Domar a su dragón debía mostrar su fuerza y también podría controlar los daños que Drogon pudiera hacer. Al menos eso creyó hasta que lo montó y su hijo voló sin responder sus órdenes. Quemó a más y más gente mientras ella intentaba aferrarse con sus muslos sobre el torso de Drogon y sus manos cortándose con las membranas de su espalda. No se dio cuenta de que volaban bajo hasta que una flecha se le clavó en el hombro casi haciendo que cayera al suelo desde más de veinte metros. Su hijo rugió y comenzó a volar más lejos de Meereen. Ella contuvo las lágrimas mientras gruñía e intentaba arrancar la flecha, aunque solo logró romperla a la mitad.

Otra flecha voló cerca de su cabeza. Se agachó hasta que todo su torso estuvo recostado sobre el lomo de Drogon. El calor de su piel era demasiado, pero también reconfortante recordándole que ella lo había traído a la vida hacia menos de dos años. Gritó y lloró cuando otra flecha se le clavo, esta vez en el muslo. Su mente comenzó a dar vueltas y con la poca fuerza que pudo reunir se aferró a su hijo. Lo que sucedió después fue difícil para ella de discernir. Solo sintió el viento pegándole en el rostro. Volaron y volaron por quién sabe cuánto tiempo. Se hizo de noche y de día, su hijo se esforzaba cada vez más y podía sentir como menguaba más y más. Se atrevió a mirar abajo muchas veces, pero todo lo que veía era el mar.

Se quedó dormida, el dolor seguía allí y no quería cerrar los ojos con el miedo de nunca volverlos a abrir.

En sus sueños volvió a estar en ese prado, tan verde como Vaes Dothrak, aunque sin las flores hermosas que había visto la primera vez que cabalgó con el khalasar de su primer esposo. Ella misma sentía como la briza fría se volvía más fuerte y comenzaba a adueñarse de su propio calor que siempre se sintió como una llama.

Ni siquiera supo cuánto tiempo habían estado volando hasta que sintió como el frío le calaba hasta los huesos. Despertó y se aferró más a Drogon, pues este estaba calientito. Miró con los ojos entrecerrados, el viento casi parecía cortarle la piel y las brizas eran fuertes, tanto que a Drogon le comenzaba a costar volar allí. Miró al suelo cuando su hijo comenzaba a volar más bajo y solo encontró blancura y algunos bosques. Nunca en su vida había visto la nieve, pero no era ingenua, sabía bien que en ninguna parte cerca de Meereen o Vaes Dothrak debía haber nieve.

El Lazo entre el Hielo y el Fuego | GOT fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora