1: Genesis 🌷

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Ruth Westlake, una chica de 18 años que acaba de empezar su vida como adulta, siente que ya no le queda más tiempo. En vez de comenzar una nueva etapa llena de sueños y aspiraciones, su vida parece estar llegando a un final abrupto. Los planes que había trazado con tanto entusiasmo, las metas que anhelaba alcanzar, todo se desmoronaba ante la implacable realidad del cáncer. ¿Qué había hecho ella para merecer algo tan devastador? Esa enfermedad agresiva cuya única causa es destruir o dañar a su presa.

El cáncer es como esa serpiente cuyo propósito era tentar, destruir, dañar y separarnos de Dios. La serpiente que tentó a Eva, la causa de que ellos desobedecieran a Dios y fueran expulsados del paraíso. Así se sentía Ruth, expulsada de su propio paraíso de juventud y posibilidades infinitas.

Ahora mismo, Ruth tomaba una pequeña caminata en el parque para despejar la mente. El suave murmullo de las hojas y el trinar de los pájaros ofrecían un consuelo momentáneo. No sabía qué hacer, qué pensar, por eso decidió orar. Dios siempre ayuda a sus hijos no importa cuán lejos estén o para qué, el tiempo de Dios es perfecto. Como dice Eclesiastés: "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora." Tal vez todo está pasando por una razón. Tal vez, tal vez, tal vez, era lo único que Ruth podía pensar mientras sus pasos se volvían cada vez más lentos, hasta que sus pensamientos fueron interrumpidos cuando ella chocó con algo, ¿o alguien?
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Perspectiva de Ruth:

"Disculpa, no te había visto," dije sin pensar, levantando la mirada para encontrarme con unos ojos amables.

"No pasa nada, todos cometemos errores," escuché al chico decir. Su voz era calmada y reconfortante. "¿Cómo te llamas? Yo me llamo Daniel."

"Hola Daniel, me llamo Ruth, un gusto en conocerte," le respondí, esforzándome por sonreír para esconder mi rostro que estaba rojo por tanto llorar.

"Bueno Ruth, ¿por qué la cara tan triste?" Daniel preguntó un poco indignado, su expresión se suavizó cuando vio mis ojos hinchados.

"No es nada, solo descubrí algo que nunca pensaba que me ocurriría, pero bueno," le dije sin pensar. Apenas conocía a este chico y ya le estaba contando todo. Me sentía vulnerable, pero a la vez había algo en él que me hacía querer abrirme.

"Bueno, ya somos dos," dijo el chico mirando hacia abajo, su voz teñida de melancolía. "A ver, te propongo algo, ¿qué tal si te invito a un café y olvidamos todo por un rato?"

"Pero si te acabo de conocer," respondí, dudando de la sensatez de aceptar una invitación de un extraño. ¿Quién era este chico y por qué quería ayudarme?

"¿Y? Podemos conocernos mejor con el café, ¿no crees?" Me dijo con una sonrisa atrevida, sus ojos brillaban con una mezcla de picardía y genuina preocupación.

No sé qué decirte, pensé. Si le digo que sí, podría ser un asesino en serie y yo podría ser su siguiente víctima, pero si le digo que no, tal vez podría perderme una nueva amistad. Miré sus ojos, buscando una señal de peligro, pero solo encontré sinceridad.

"Está bien," acepté finalmente, sorprendida por mi propia decisión. Quizás, solo quizás, este encuentro fortuito podría traer un rayo de luz a mi oscura realidad.

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Estoy muy emocionada de continuar esta historia ojalá le guste, que el señor los bendiga.

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⏰ Last updated: Jul 24 ⏰

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