𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐢𝐨 (1)

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Otra vez Lunes.... ¿Cuándo se supone que las semanas dejen de ser tan cortas? A penas parece que ayer fue miércoles y me encontraba feliz tomando sol frente a la piscina de casa.

- ¡Hora de irnos!- anunció mi madre bajando por las escaleras con su último bolso en mano.

- Estamos listos- reaccionó mi padre tomando el último trago de su café.

Todos subimos a las apuradas al auto para no perder el vuelo, mamá, papá, mi abuela y yo. Los cuatro nos apuntábamos en una nueva aventura o lo que para mi era un escalofriante cambio.

Nos mudaríamos a una de mis ciudades favoritas en el mundo para que yo pueda empezar mi primer año en la universidad, esa es la parte inda, lo que me aterra es el cambio. Cambio de ciudad, de casa, de amigos, absolutamente todo está cambiando y no puedo detener el tiempo unos segundos solo para pensar, ¿Cómo rayos llegué hasta aquí?

El camino al aeropuerto y abordaje al avión no fueron complicados, todo pasó como tenía que pasar. Primer paso, superado. El segundo paso sería la mudanza. Mi padre había comprado una enorme villa a las afueras de la ciudad para ellos dos, mi abuela se quedaría en una casa dentro del mismo terreno pero algo más tranquilo, cerca de la familia pero también con su espacio personal. Y a mí me rentaron un hermoso, amplio y lujoso departamento en la ciudad, cerca de universidad y para mí sola, mis padres querían que me independizara y lo agradezco pero también me aterra.

- ¿Cómo te sientes?- preguntó mi abuela quien se sentaba a mi lado en el avión.

- Emocionada, asustada, nerviosa y creo que estoy sobre pensando todo- respondí quitándome los auriculares.

- Lo harás bien, es el tiempo para estos cambios, solo confía en el proceso- su consejo tenía lógica y me tranquilizó así que sonreí y la abracé.

Quedé dormida rápidamente, siempre me dormía en los vuelos. Me despertaron al llegar al destino. Guardé mi celular y me apresuré a bajar junto a mi familia.

Una vez que trajeron el nuevo auto que papá estrenaría justo en este momento se produjo un momento de silencio.

-¿Es lo que creo que es?- pregunté emocionada.

El rojo era inigualable e inconfundible, me acerqué para mirar el logo y efectivamente no me equivacaba. Era un Ferrari.

- Es Mónaco, ¿Qué más esperabas?- dijo mi abuela abriendo la puerta de atrás y indicándome que pasara.

- ¡Genial!- dije con una sonrisa y entré admirando cada detalle del nuevo auto.

- Tendrás uno si apruebas este año de universidad- dijo mi padre mientras arrancaba en auto.

Llegamos bastante rápido a la villa en la que mis padres se quedarían. Unos hermosos y gigantes portones decorados se abrieron dejándonos pasar. El camino principal dirigía hacia una fuente ubicada en frente de la entrada principal. La casa era gigante, paredes crema y toques en dorado, un estilo moderno pero elegante, efectivamente amaba esa casa.

No tardamos nada en entrar y recorrer todo el espacio, una sala principal gigante, una cocina cálida como mi madre y lo suficientemente grande para un ejército de cocineros, un comedor con una mesa como para 20 personas y muchos más hambientes que no alcancé a mirar dadas las ganas de ver mi habitación que tenía.

Ni bien no me quedaría allí mucho tiempo pero mis padres dijeron que los fines de semanas y vacaciones podría quedarme a dormir debido a que me extrañarían.

- Es esta- dijo mi madre señalando una puerta blanca con un letrero en dorado que decia Victoria.

No esperé para entrar y me asombré al encontrarme con mi habitación. Mi madre y yo la habíamos diseñado y planeado por mese, pero esto era mucho mejor de lo que imaginaba.

𝐑𝐞𝐝 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭 (𝐶ℎ𝑎𝑟𝑙𝑒𝑠 𝐿𝑒𝑐𝑙𝑒𝑟𝑐) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora