Those eyes / Wolfstar

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Remus John Lupin siempre había sabido que era diferente al resto, desde la tierna edad de cinco años tuvo que aprender a soportar el tedioso dolor que le provocaba la luna llena. El jamás había experimentado un dolor mas fuerte que el de su propia transformación, ni siquiera cuando lo mordieron sintió algo así. El juraba que podía sentir sus huesos estirándose a la anatomía del lobo, sus órganos contrayéndose en el animal... También sentía como los instintos pertenecientes al lobo se dominaban de el por completo. Y Remus lo odiaba, lo odiaba con todo su ser. El solo deseaba ser normal, ser cualquier otra persona, porque se odiaba a si mismo por ser un monstruo, un ser lleno de instintos malignos y cicatrices.

Si, también físicamente era diferente. Su cuerpo, de los dedos de los pies al rostro era distinto. Lleno de horribles cicatrices plateadas en la piel, creadas en los arranques de desesperación en las lunas llenas. Porque otra parte mala de ser lo que era, era la autolesión que esta conllevaba. La impotencia del lobo al no poder cazar para saciar su sed de sangre, creaba tanta desesperación en si mismo que se arañaba y rasgaba el pelaje, creando lesiones severas en el humano dentro del lobo. Creando heridas, de las cual Madame Pomfrey tendría que ocuparse por la mañana del día siguiente.

Y para variar, no solo era diferente por ser un hombre lobo, esto lo descubrió el mismo cerca de su cuarto año en Hogwarts. Cuando todos sus demás amigos comenzaron a llenarse de hormonas y a salir con chicas. Remus siempre odió aquello. No entendía porqué tanta fascinación hacia el tema de los besos y el sexo. Simplemente no le llamaba la atención, o al menos no aún.

Aunque eso cambió aquel mismo verano cuando junto a su madre fueron a Londres muggle a ver una película en el cinema, una llamada "Grease", con John Travolta como protagonista. Remus rápidamente se dio cuenta que Sandy no le interesaba demasiado, por el contrario, no podía dejar de observar a Danny... Su corazón se aceleraba y un cosquilleo aparecía en su espalda baja. El chico no pudo evitar darle vueltas a esto por todo el verano.

Después, descubrió a artistas como Freddy Mercury o Bowie, por los cuales sintió una extraña admiración. Y aunque no podia saber demasiado de aquellos artistas muggle, de vez en cuando, en sus visitas a aquel mundo, le pedía a su madre entrar a alguna de aquellas tiendas de discos de vinilo. Le fascinaban, si tenía suerte, al llegar a alguna de aquellas tiendas estarían reproduciendo algún tema de Queen o de Bowie o bien, de algún otro artista como Elvis Presley. El cual, según el vendedor de la tienda, era el cantante mas vendido del momento.

Y aun con muchas dudas en su cabeza, Remus no podía esperar a que el verano terminara para poder reunirse con todos sus amigos. Volver a la cotidianidad del castillo y las clases, volver a compartir habitación con sus mejores amigos. Estaba ansioso por discutir con Sirius sobre las canciones que descubrió durante las vacaciones. Remus sabía que Sirius recibía regalos muggle de parte de su prima Andromeda Black cada cierto tiempo. Generalmente discos o posters de artistas no mágicos, así que aquel gusto era algo que desde aquel momento compartirían ambos magos.

El día de regresar a Hogwarts llegó rápidamente, trayendo consigo el quinto año de Remus. El chico estaba mas que emocionado, deseaba ansiosamente ver a sus amigos. Se despidió de su madre con un abrazo y un beso en la mejilla antes de subir al Expresso de Hogwarts con su valija. Al no ver a los merodeadores por ningún lado, creyó que simplemente no habían llegado aun y se metió a un cubículo vacío para esperarlos. Se encontraba colocando su baúl en la parte superior del compartimento cuando la puerta del mismo se abrió rápidamente.

—¡Remus!— James entró mostrando una sonrisa de oreja a oreja en su rostro— Vaya, nos dejaste a todos abajo,  y eso que creí que este año sería el mas alto...

Era verdad que James había cambiado durante el verano, había cambiado sus gafas por unas mas delgadas y discretas, también sus facciones ya no eran tan regordetas como antes, si no, mas bien alargadas y toscas. Más varoniles. Remus se pregunto a si mismo si el también había tenido cambios notorios como ese ademas de la diferencia de altura, claramente el no podía notarlo.