✦︱Parte Única

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1

Recuerda su primer encuentro como niños. Además de estar contento de conocer un nuevo amigo con sus mismos intereses, algo más le llamo la atención.

Sus ojos.

El Carlos de 6 años quedo un poco maravillado. Era algo que nunca antes vio, claro que conoció a más gente con ojos claros como su vecina que siempre iba a su casa para hablar con su abuela, o el señor al que su abuelo le compraba la mercadería. Pero ellos no se parecían en nada al azul que veía en su amigo. A veces se quedaba mirando fijamente a Leo admirando el color de sus ojos, pero prontamente se olvidaba de eso y volvían a jugar fútbol o correr por el barrio.

Desde ese momento, si le preguntabas al pequeño Santana su color favorito, te diría que era el azul.

2

Tenía 18 años y era un hombre libre.

Todavia no sabía cómo sentirse al respecto ¿qué se supone que hará ahora? No se arrepentía de haber dejado el apellido Bara, y si es por el, que el viejo maldito se muera.

Pero Dios, es difícil poder decidir cuando esa opción le fue arrebatada por tantos años. Tenía dinero que no sabía administrar y demasiados hombres a su alrededor que más que consejeros eran buitres buscando aprovecharse de él. ¿Cómo iba a enfrentar un mundo que no conoce? En la cancha era un Dios, pero en cuestiones corrientes apenas y era un simple mortal.

Supuso que estaba bien, aprendería. La vida nunca le regaló nada y no lo haría ahora.

—¿Carlos? —una voz lo sacó de sus pensamientos. Miró en dirección del sonido y vió a Luciano parado ahí con una mirada un tanto insegura y triste. No le gustaba esa expresión.

Mirándolo se acordó de su último encuentro. No fue el más agradable.

Destellos de su conversación vienen a su mente, si es que se la puede llamar así. Leo le hablaba con felicidad , sus ojos siempre fueron muy expresivos. También recuerda como su cara cayó al ver que Carlos lo ignoraba.

No entendía el afán de Leo de meterse en su vida, cuando dejo tan claro que no lo quería. La vida siempre le quitaba cosas, mejor que el se desligue de ellas antes de que suceda.

Miró a Leo en un vago reconocimiento, esperando que hable. Observó que abrió su boca y la volvió a cerrar, como si las palabras no quisieran salir de sus labios. Finalmente tomo valor y comenzó a hablar.

— Estoy felíz por ti, de verdad. Y sé que tus abuelos también lo están. No sé que tanto sirva mi ayuda, pero si algún día la necesitas no dudes en pedirla.

Ante la falta de respuesta por Santana se generó un silencio incómodo.

— Bueno, creo que me iré-

— Gracias — y dicho esto se dio media vuelta y abandonó a su compañero. Si se quedaba por más tiempo la fachada de ser un cyborg se oxidaria.

De camino a su departamento medito sobre su encuentro. Después de tantos años Leo todavía hablaba con él, trataba de involucrarlo en conversaciones con su equipo (incluso si este no lo quería por su comportamiento "engreído" y de "idiota") y en general hacia de todo para tratar de incorporar a Santana, hacerlo sentir más humano.

Todo esto sin recibir ninguna reacción a cambio. El idiota era muy bueno y optimista para su propio bien. Demasiado amable y atento hacia alguien que apenas le dirigía la palabra.

Pero Luciano siempre fue así ¿no? daba demás y no solía recibir lo mismo a cambio. Sin embargo, nunca paro de dar.

Es una pena que un corazón tan bello este tan interesado en alguien tan muerto.

𝟓 𝐕𝐄𝐂𝐄𝐒 𝐄𝐍 𝐐𝐔𝐄 𝐓𝐄 𝐌𝐈𝐑𝐄 ✦ Captain TsubasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora