Un precio alto por ti

294 57 17
                                    

Capítulo 30

Un precio alto por ti

Freddy

Me moví encima de él muy despacio, sus brazos me rodeaba, su rostro estaba rojo y sus dedos se hundían ferozmente en mi espalda y en mi cabello tirando un poco de él cada vez que necesitaba respirar entre besos. Sus piernas me sujetaban con fuerza, rodeándome mis caderas y empujándome para que lo embistiera con algo más de profundidad, a pesar de la preparación se sentía caliente y ajustado, como si estuviera a punto de romperme y romperse.

Nuestros gemidos eran lo único que se escuchaba en la habitación. Su piel brillaba por las gotas de sudor que corrían por su cuerpo.

Pase mi lengua por su cuello sintiéndolo salado, bese su mandíbula y escondí mi rostro en la almohada mientras volvía a embestirlo con cuidado. Esta vez era diferente, íbamos despacio, con cierta pereza después de un rato, besos por todos lados y las caricias no faltaron.

Él susurraba en mi oído, tomaba aire, me miraba con los ojos llenos de lágrimas y me besaba, esta vez era tierno y romántico.

Mordí su labio con suavidad, y pase mi lengua por la piel enrojecida buscando su alivio.

—Freddy —él se contrajo y jadeo sin control.

Sentí su semilla caliente esparcirse entre nosotros y segundos después le seguí yo, escondiendo mi rostro en su cuello, respirando su olor y dejándome ir en su interior.

No me quite de encima, me sentía muy agotado y él seguía rodeándome y acariciado mi espalda con ternura. Por si respiración sabía que también estaba cansado a pesar de que había sido mucho más suave que veces anteriores.

—¿Qué era eso que querías probar conmigo? —pregunto.

Me reí y me apoyé en mis codos para ver su cara —¿Tienes mucha curiosidad?

Asintió —Pensé que lo harías ahora, pero esto fue.

—Para hoy quería probar algo romántico, después de todo es nuestra celebración de novios, eso que quiero probar es demasiado vulgar, caliente y sucio, para esta noche —mordí el lóbulo de su oreja.

Su cuerpo vibró —Ya veo.

Mire entre nosotros —Brandon, ¿te volviste a poner duro?

Sus mejillas se pusieron muy rojas y yo no pude contener la risa. Acababa de terminar y ya estaba así otra vez.

Él me empujó a un lado y se colocó entre mis piernas —Es que dices cosas que… —Mordió mi cadera.

Alce una ceja —Antes no te gustaba que fuera vulgar.

Cómo muestra de que ahora eso había cambiado paso su lengua por mi abdomen recogiendo un poco de su propia semilla.

Sonrió como todo un inocente —Las cosas cambian caramelito —miro mi erección—. Parece que no soy el único.

El sexo romántico no era del todo para nosotros, estaba bien si después había un plato fuerte como el que nos gustaba a nosotros y quién dice que está mal un postre dulce después de cinco minutos de descanso.

Amanecimos sucios en la cama, cubiertos de champán con los pétalos pegados por todos lados. Cuando Brandon abrió los ojos tenía unas enormes ojeras, aun así sonrió y se estiró satisfecho en la cama.

—Buenos días, mi amor —dijo acercándose a mí de manera perezosa para dejar un beso en mi mejilla.

—¿Cuánto tiempo dormimos? —pregunté bostezando.

Te estuve esperando L(G)TBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora