•Capitulo 15•

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Lizbeth

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Lizbeth.. Lizbeth.. Lizbeth!!
En mi mente no paraba de retumbar ese nombre, una y mil veces. Ella, esa mujer, se está llevando lo poco que tengo de él, Ovidio no es mío, ni de nadie. No es un hombre de una sola mujer.

Chloe
Estaba aturdida, no sabía que hacer como reaccionar, estaba con el corazón comprimido ¿por qué me siento así? Estoy segura que no es tanto por la humillación, por haberme utilizado, hay algo más que eso y es lo que más hiere.

¿Será que realmente fui muy hiriente con el?

¡Si! Tal vez estuvo mal

Pero yo no me acosté con nadie, yo no lo engañé, yo no lo humillé frente a la gente. ¿¡Dios mío, qué hago!?

Mis sollozos se empezabas a hacer más audibles y podría jurar que Ovidio me podía escuchar, y lo que más dolía es que no venía a consolarme. Por mi mente pasaban mil escenarios y en todos estaba ella

LIZBETH

Seguramente está con ella, y yo estoy como tonta llorando porque se que ella será mi remplazo, si hace tiempo yo quería huir de este hombre ¿por qué ahora me duele? ¿Por qué carajo?

Sin darme yo cuenta mis ojos se fueron cerrados, estaba cansada, no quería sentir, estaba pasándola pésimo, sin más, me quedé en un profundo sueño

(...)

Desperté sin hacer algún movimiento, solo abrí mis ojos lentamente mirando a mi alrededor, no era capaz de mover mi un solo dedo, estaba cansada.

Suspiré al recordar todo lo que había pasado, una lágrima recorrió mi mejilla, estaba muy dolida. Fiscalmente pero sobre todo mentalmente. Me hizo cagada.

Escuche movimiento y rápidamente limpié aquella lágrima y me incorporé en la cama, permanecí en silencio y traté de descifrar que se escuchaba. Con el corazón en la mano me puse de pie, me até la bata y silenciosamente salí de la habitación.

A tan solo un par de habitaciones se escuchabas las voces de Ovidio y Lizbeth, aquella peli negra...

-¿Qué tal descansaste? Bella

Esa voz era de Ovidio, mi Ovidio.

-Mejor que nunca mi güerito

Y esa... de Lizbeth. Mi corazón se hacía chiquito l, an ella si le dio los buenos días, y a mi no. Ya no podía con tanto desprecio llevaba semanas sin siquiera tener un poco de afecto hacia a mi y cuando por fin tuvo la oportunidad esta loca se nos tuvo que atravesar.

Negué y regresé a la habitación azotando la puerta, la asegure con llave y me deshice de la bata para pasar al baño, abrí la regadera y esperé a que el agua calentara fue cuestión de unos segundos para sentir como el agua recorría todo mi cuerpo, me sentía sucia, me tenía mucho coraje.

De pronto miles de recuerdos vinieron a mi cabeza, no de Ovidio, si no de cómo que era mi vida antes sin el. Mi única herida era no tener an mis padres juntos, el no tener dinero , el trabajar en el club, mis padres, mis amigos, cosas buenas cosas malas.

Daddy (continuación) O.GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora