Capitulo 1 ''La torre de la desesperación''

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El Rey Louis Queenie miró a su hija Elsa con una mezcla de tristeza y determinación. La había encerrado en la torre más alta del castillo, lejos de la vista y el alcance de todos. La razón era simple: Elsa era una amenaza para el reino.

Su hija poseía un don, un poder que no podía controlar. El hielo y la nieve respondían a su llamado, y el rey temía que su falta de control pudiera destruir todo lo que había construido.

Elsa, por su parte, se sentía prisionera y desesperada. Había perdido las esperanzas de vivir una vida normal, de tener amigos y amor. La soledad y el aislamiento la habían llevado a dejar de comer, y su salud comenzaba a deteriorarse.

Los sirvientes del castillo susurraban entre sí, preocupados por la vida de la heredera al trono. Sabían que Elsa no era una amenaza, sino una joven asustada y sola que necesitaba ayuda y comprensión.

"¿Por qué el rey es tan cruel con su propia hija?" se preguntaba la cocinera del castillo.

"Es por el bien del reino", respondía el mayordomo. "El rey quiere proteger a su pueblo de la destrucción que Elsa podría causar".

Pero la verdad era que el rey Louis Queenie estaba asustado. Asustado de lo que no entendía, de lo que no podía controlar. Y en su miedo, había condenado a su hija a una vida de soledad y desesperación.

Mientras tanto, en la torre, Elsa miraba por la ventana, viendo cómo la nieve caía suavemente sobre el reino. Sentía que su corazón se congelaba, que su alma se perdía en la oscuridad. Y se preguntaba si alguna vez encontraría la libertad y el amor que tanto anhelaba.

Mientras tanto, en la guarida de los guardianes, Santa Claus, el dios de los sueños, el hada de los dientes y Jack Frost se reunían en secreto para discutir el destino de la joven Elsa.

—Debemos hacer algo para salvarla —dijo Santa Claus, su voz llena de preocupación. —No podemos permitir que el rey Louis Queenie la mantenga prisionera por siempre.

—Estoy de acuerdo —dijo el dios de los sueños. —Pero debemos tener cuidado. El rey es poderoso y no dudará en usar la fuerza para mantener a Elsa encerrada.

En ese momento, el Hombre de la Luna apareció en la habitación, su presencia iluminada por una suave luz lunar.

—No se preocupen por Elsa —dijo. —Su destino está unido al de Jack Frost. En un futuro, se casarán y gobernarán Arendelle juntos. Tendrán tres hijos trillizos y su reinado será justo y pacífico.

Jack Frost se sorprendió al escuchar las palabras del Hombre de la Luna.

—¿Qué quieres decir? —preguntó.

—Tu misión, Jack, es ir a salvar a Elsa —respondió el Hombre de la Luna. —No puedes permitir que muera en esa torre. Debes ir a buscarla y traerla de regreso a la seguridad.

Jack Frost asintió, determinado a cumplir con su misión.

—Lo haré —dijo. —No fallaré.

Y con eso, Jack Frost se despidió de los demás guardianes y se dirigió hacia la torre donde Elsa estaba prisionera, listo para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Mientras tanto, el Conejo y Santa Claus tenían una fuerte discusión sobre el tema de la princesa Elsa.

—No podemos dejar que Jack Frost se arriesgue solo —decía el Conejo. —Es demasiado peligroso.

—No podemos interferir en el destino de Elsa y Jack —respondía Santa Claus. —Debemos dejar que las cosas sigan su curso.

La discusión se intensificaba, con el Conejo y Santa Claus cada vez más alterados. Pero justo cuando parecía que la situación iba a salirse de control, el Hada de los Dientes y el Dios de los Sueños intervinieron para calmarlos.

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⏰ Última actualización: Jul 24 ⏰

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Una Historia Sin Fin: JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora