Capítulo 36 - Buen trabajo

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Karma caminaba por el laberinto de callejones en mal estado para regresar a su casa, ya había cumplido su misión de disculparse con Nagisa, así que ahora sólo disfrutaría los pocos minutos que tenía de calma, antes de empezar nuevamente.

Pequeños copos de nieve estaban cayendo, así que se detuvo por un momento y miró hacia el cielo.

Soltó un suspiro tranquilo, cuando vió un copo en especial que iba hacia su dirección. Se quedó quieto, su mirada estaba centrada en aquel copo, cuando finalmente cayó en la punta de su nariz.

Papá... mamá... Hisashi... pronto iré con ustedes, y podremos regresar a nuestro hogar —.

Siguió su camino después de eso, observando la fina capa de nieve que adornaba cada callejón, que a pesar de su estado, se veía mucho más tranquilo y relajado, y por lo que alcanzaba a ver, no había sangre que tiñera la nieve de rojo, lo que indicaba que todavía no sucedía ningún asesinato. A esas horas, significaba que esa noche todo estaría en calma.

Dobló el último callejón para llegar a su hogar.

Su vista fue a la sangre que manchaba la nieve, estaba algo cerca del bar, así que presentía que la pelea ya habría terminado en aquel momento. Avanzó a pesos tranquilos, cuando vió a una persona sobre la nieve, su cuerpo estaba cubierto de sangre seca, sus ropas rasgadas, pero lo más importante, era la identidad de esa persona.

Gakushū... —.

Su paso no cambió de velocidad, veía con indiferencia el cuerpo del adolescente mayor, quien a pesar de las heridas y la perdida de sangre, seguía respirando.

Se arrodilló al lado de Gakushū, tomó su pulso, dándose cuenta de que era lento. Estaba inconsciente, así que aprovechó para poder levantar su parte superior y así poder acercarse a su cuello. Sonrió con perversión y sin perder tiempo clavó sus colmillos y un poco de sus otros dientes.

El sabor metálico de la sangre lo emocionó, y al separarse se encargó de lamer los residuos que quedaron.

Después de eso se levantó y cargó a Gakushū como un príncipe cargaba a su princesa, pero sólo porque esa era la manera más segura y menos incómoda para llevarlo adentro del bar.

Cuando ingresó era justo lo que esperaba, la música a alto volúmen, hombres ebrios ya desmayados y otros simplemente haciendo cualquier cosa random que sus cabezas sumergidas en alcohol pensaran, sí es que aún podían hacerlo.

Se hizo paso entre los hombres, algunos lo saludaban por ser conocidos, y él, como siempre, respondía el saludo con su típico tono aniñado e inocente.

Subió a las escaleras y fue a su habitación, acostando a Gakushū en su cama y quitándole las prendas desgarradas hasta dejarlo desnudo. Fue a su armario y sacó una camisa blanca, se la colocó y luego salió de la habitación.

Necesitaba ayuda de Timber.

~ • ~

Entró al bar y se hizo paso entre los hombres ebrios, llegando a la barra donde estaban Style y Timberland trabajando, o bueno, sólo Timberland, ya que Style sólo estaba sentado platicando con una de las clientas que sucumbía al alcohol.

— ¡Papá! — Exclamó con una sonrisa gatuna, abrazando a Style por la espalda.

— ¿Papá?, me dijiste que no tenías hijos — Reclamó la mujer, que hacía un esfuerzo para que el alcohol no llegara a su cabeza.

— ¡Ah, él no es mi hijo! — Exclamó tratando de que Karma lo soltara.

— Papá, nee–san y onii–chan me están molestando — Lloriqueó el pelirrojo mientras se aferraba más al adulto y hacía los típicos ojos de cachorro abandonado, un truco al que nadie podía resistirse por más fuerte que fuera.

Menos sí era Style, quien tenía ciertas preferencias por proteger al pelirrojo.

— ¡Eso no lo permitiré! ¿¡Dónde están tus hermanos!? — Preguntó mientras se levantaba, ignorando completamente a la mujer con la que antes coqueteaba.

Karma sonrió con suficiencia, sacándole la lengua a la mujer, para después pasarle a Style dos vasos de shots y tres copas junto con una botella de vino, algo que anteriormente tenía Timberland en sus manos debido a unas órdenes que le habían encargado.

— ¡Ayudarás a mamá en el trabajo, la necesito por un momento, gracias! — Gritó mientras tomaba a Timberland del brazo y lo llevaba lejos de la barra.

Timberland no hizo nada para evitarlo o para ayudar a Style, es más, se dió el lujo de sonreír con algo de diversión y burla, al ver de lejos como Style veía con angustia y confusión todos los ingredientes, recibiendo órdenes sin parar.

Al menos así no tendría tiempo de coquetear.

— Joven Karma, ¿qué es lo que necesita? — Timberland preguntó luego de unos segundos, algo confundido, subiendo las escaleras que llevaban a sus habitaciones arriba del bar, sin que el adolescente pelirrojo lo soltara del brazo.

— Gakushū–kun está herido — Respondió con tranquilidad, la indiferencia jamás abandonó su mirada.

— ¿Herido?... así que de él eran los gritos — Recordó por unos instantes los gritos de dolor que se escucharon luego de que Style se fuera por una misión de asesinato.

— Lo más probable — Rió con sadismo, su mirada llena de perversión y burla, con un sonrojo cubriendo sus mejillas — Aún no puedo creer que cayó tan fácil... supongo que era más débil de lo que imaginaba, pero igual no puedo dejarlo morir, aún no busco remplazos — Confesó una vez llegaron a la habitación.

Karma abrió la puerta, y tanto él como Timberland entraron.

— Joven Karma, ¿puedo preguntar la razón por la que le pidió a Style que le hiciera eso al joven Asano? — Cuestionó mientras iba al baño de la habitación, saliendo de ahí con vendas, una botella de alcohol, algodón y parches para curar las heridas del adolescente pelinaranja.

Timberland se colocó a un lado de la cama, observando el cuerpo del adolescente que yacía inconciente y sin querer despertar todavía debido a la energía consumida y por la gran perdida de sangre.

— Fácil, quiero que sea mi juguete... a tiempo completo — Respondió, sentándose en uno de los sillones puf que tenía — Gakushū estaba roto, pero no lo suficientemente. Mis palabras hicieron la mayor parte del trabajo, pero como ves, sigue sin llegar a su punto de quiebre máximo. Quiero jugar con él, hacerle depender de mi, y así jamás se negará a ninguna de mis órdenes, por eso le pedí a papá que lo hiciera. Gakushū–kun necesitaba un pequeño empujón, sólo eso — Sonrió con inocencia y un brillo de alegría en su mirada.

Soltó una pequeña risa, sus fantasías más perversas salían a la luz en ese tipo de ambiente, y es que simplemente no podía pensar en otra cosa.

Mínimo con Hisashi tuvo pequeños momentos de decencia, había veces en las que incluso dormía con él arriba de la camilla, sólo porque quería sentir la calidez que sólo el pelinaranja de ojos lavanda podía brindarle, pero con Gakushū... con él no podía sentir nada de eso, sólo lo usaba como un juguete y eso era todo lo que era.

Mentir y engañar siempre había sido una de sus mejores virtudes.

Timberland asintió en silencio al escuchar la respuesta, desabrochando la camisa de Gakushū, una prenda que vestía.

Karma tenía sus ojos cerrados, con sus dos manos en su nuca, pero no pudo evitar abrir ligeramente uno de sus ojos, observando como Timberland comenzaba a desinfectar las heridas de Gakushū, quien sólo se movía en su lugar soltando gemidos de dolor, pero sin despertarse.

Un sonrojo cubrió sus mejillas, su mirada mostraba lujuria y excitación, no cabía duda que después de que Timber se fuera, se iba a divertir demasiado.

Papá... hizo un buen trabajo — Sonrió con suficiencia, para después cerrar sus ojos.

Pronto podría jugar.

Hasta regresar a mi hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora