El primer rayo de sol de la mañana se filtró a través de las cortinas, iluminando mi habitación con una luz suave y dorada. Me desperté lentamente, parpadeando para despejar la confusión de mi mente. Me estiré, sintiendo el peso del cansancio en mis huesos, y me di cuenta de que estaba en mi cama.
Me incorporé bruscamente al ver a Rosalie sentada en el sofá, sosteniendo uno de mis libros. Mi corazón dio un vuelco y un escalofrío recorrió mi columna. La elegancia fría de Rosalie contrastaba con la calidez de la habitación.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, mi voz saliendo en un susurro incrédulo mientras mi mente intentaba asimilar su presencia.
Rosalie levantó la vista del libro y me miró con sus ojos dorados, una expresión de paciencia. Cerró el libro con cuidado y lo dejó a un lado, su postura perfectamente recta y controlada.
—Emmett me mando a vigilarte —respondió mientras se levantaba y se sentaba en la cama—. Esme está afuera.
Intenté despertarme del todo, sacudiendo la cabeza para despejar las últimas trazas de sueño.
—¿Vigilarme? —repetí, tratando de entender—. Oh... sí, él dijo algo sobre eso. ¿Tú me trajiste a mi cama? Lo último que recuerdo es haber caído dormida en el sofá.
Rosalie negó con la cabeza, una leve sonrisa en sus labios.
—No, fue Charlie quien te dejó en tu cama —dijo—. Él te trajo aquí y luego se quedó en la sala un rato.
Miré hacia mi mesa de noche y vi la lata de cerveza vacía. Una sensación de vergüenza me invadió al recordar lo que había sucedido.
—¿Estabas tomando? —preguntó Rosalie, sus ojos dorados fijos en los míos.
Me sonrojé ligeramente y asentí.
—Charlie me ofreció una cerveza —admití—. Nunca antes había tomado. Supongo que simplemente... necesitábamos algo para calmarnos.
Rosalie asintió, su expresión más suave de lo habitual.
—¿Dónde está Charlie? —pregunté, la preocupación evidente en mi voz.
—Está dormido en su habitación —respondió Rosalie con calma—. Se quedó despierto hasta tarde, supongo que la emoción del día lo agotó.
Asentí, sintiendo un poco de alivio al saber que Charlie estaba descansando.
—¿Y Esme? —pregunté, todavía un poco desorientada por la situación.
—Sigue afuera, vigilando —respondió Rosalie—. Nos turnamos para asegurarnos de que estén a salvo.
Me senté en el borde de la cama, intentando procesar todo lo que había sucedido la noche anterior. Me tomé un momento para ordenar mis pensamientos antes de preguntar:
—¿Qué terminó de ocurrir ayer? —mi voz era apenas un susurro
—Bueno, aparte de que besaste a Emmett... —comenzó, su tono indicando que era un detalle menor en comparación con el resto—. Alice y Jasper se llevaron a Bella a Phoenix o algo así. Nosotros intentamos despistar a James usando una de las horribles prendas dejando su aroma por ahí. James se dio cuenta y lo último que supimos es que Bella desapareció, por lo cual todos fueron a ver qué ocurrió. Nosotras nos quedamos para poder vigilarlos. Ahora solo falta que llamen para ver qué pasó.
Mis ojos se abrieron más al escuchar la mención del beso a Emmett.
—¿C-como sabes? —tartamudeé, sintiendo una mezcla de vergüenza y confusión.
Rosalie esbozó una sonrisa divertida.
—Emmett llegó embobado a casa —dijo, su tono relajado y un tanto burlón—. En mi vida lo había visto tan atontado, si te soy sincera. Cuando le pregunté qué tenía, solo logró articular: "Roxy, beso. Es un ángel".
ESTÁS LEYENDO
DRIADES || EMMETT CULLEN
FanfictionToda mi vida había sido un completo desastre, Pero cuando llegué a Forks, un lugar donde los árboles parecían susurrar secretos, algo cambió. Era como si algo me esperase, Emmett Cullen irrumpió en mi vida como un rayo de luz en la oscuridad. Pero m...