Capítulo 5

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Al salir de mi recámara, me encontré con Javier en el pasillo, esperando cerca de la puerta de mi habitación. Era la primera vez que nos cruzábamos desde su llegada, y la tensión en el aire era palpable.

Javier me miró con una mezcla de nerviosismo y esperanza. "Hola, Annie," dijo con una sonrisa tentativa.

Me detuve en seco, frunciendo el ceño. "Yo me llamo Hannah, no Annie," le respondí con frialdad, corrigiéndolo de manera tajante.

Javier, sorprendido por mi tono cortante, intentó mantener la calma. "Lo siento, Hannah. Solo quería saludarte."

Sin dar más explicaciones, me dirigí hacia la cocina. Necesitaba un respiro y un café para empezar el día. Sin embargo, en el camino, me encontré con Jake en la entrada de la casa. Su presencia me sorprendió, pero también me ofreció un consuelo inesperado.

"Annie," dijo Jake, su mirada cargada de preocupación y simpatía. "¿Cómo estás?"

"No estoy bien," admití, sintiendo una mezcla de alivio y tensión al verlo. "Solo... no sé cómo manejar todo esto."

Jake se acercó y me ofreció un abrazo sincero. "Lo sé. Quiero que sepas que estoy aquí para ti. No tienes que enfrentarlo sola."

El abrazo me reconfortó más de lo que esperaba. Mientras Jake me sostenía, sentí un pequeño alivio en medio de la tormenta emocional que estaba atravesando. Finalmente, nos apartamos y él me dio una sonrisa de apoyo.

"Gracias," murmuré, sintiendo una chispa de gratitud en medio del dolor.

Después de hablar con Jake, volví a casa con una mezcla de sentimientos encontrados. La casa estaba en silencio, y al llegar a la sala, vi a Javier sentado en el sofá, esperando con paciencia.

"Hola, Hannah," dijo Javier, levantándose al verme. "Quería hablar contigo un momento."

Mantuve la distancia, cruzando los brazos sobre el pecho. "¿Sobre qué quieres hablar?" le respondí, mi voz aún cargada de hostilidad.

Javier intentó mantener un tono amigable, pero su paciencia empezaba a agotarse. "Quiero entender cómo te sientes y ver si hay algo en lo que pueda ayudarte. Sé que esto no es fácil para ti."

"¿Y tú qué sabes de lo que estoy pasando?" le lancé, mi tono frío y cortante. "Solo llegaste y esperas que todo sea como antes."

Javier frunció el ceño, visiblemente frustrado. "No se trata de cómo espero que sea. Se trata de intentar estar aquí para ti, pero si sigues tratándome así, no sé qué más hacer."

La respuesta directa de Javier hizo que mi enojo se avivara. "Bueno, si piensas que puedes resolver todo con tus palabras, estás equivocado. No necesito tu ayuda ni tus consejos."

Javier se levantó con un gesto de cansancio. "No puedo seguir intentando si solo vas a ser grosera conmigo. Si necesitas tiempo, lo entiendo, pero no puedo seguir siendo el saco de boxeo de tus emociones."

Su respuesta me dejó en silencio. Vi cómo se dirigía hacia la puerta, su expresión mostrando una mezcla de decepción y agotamiento. Me quedé sola en la sala, sintiendo el peso de la tensión entre nosotros.

Al día siguiente, Alex y Javier se dirigieron a la universidad juntos. La mañana estaba despejada y el aire fresco ofrecía un contraste bienvenido con la tensión que había dejado en casa.

Alex, con su carácter amistoso y confiado, se esforzó por aliviar la incomodidad que sentía entre su hermana y Javier. "Déjame presentarte a algunos de mis amigos," le dijo a Javier mientras caminaban por el campus.

Se detuvieron en un grupo de estudiantes reunidos cerca del edificio principal. Alex los saludó con entusiasmo. "¡Hey, chicos! Este es Javier. Javier, ellos son Lucas, Laura y Marta."

Reconstruyendo el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora