Treinta y ocho

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—Si aquí es seguro, ¿por qué nos marchamos tan lejos si podrías haber venido aquí desde un principio? —preguntó Jisoo cuando hubo terminado de curiosear la nueva habitación que compartirían. No era tan grande, pero era realmente preciosa.

Había pasado al menos una hora desde que la familia de Jeonghan le había dado la bienvenida a aquella mansión. Y un cuarto de aquella hora, Jisoo tuvo que
quedarse en la sala sin su alfa, sentado en un cómodo sofá, siendo el centro de
atención de todas aquellas personas que casi ni recordaba.

El omega respondió con cierta timidez cada una de las preguntas que le
hacían. Y es que la mayoría estaba realmente interesado en saber acerca de él, pues que Jeonghan llegara de pronto con un omega marcado y embarazado era algo que sorprendió a muchos. En especial porque Jeonghan siempre se había mostrado como un alfa al cual le asqueaban las uniones.

Y Joshua habría deseado que su alfa estuviese a su lado para salvarlo cuando la situación se ponía incómoda para él, pero Jeonghan tuvo que encargarse de un asunto algo urgente con su hermano, por lo cual no pudo estar junto a él.
Jisoo nunca preguntó qué fue lo que pasó con la hermano de Jeonghan.

—Pues... es que me repudiaba la idea de vivir aquí, con toda la familia. Yo
prefería tener mi propio espacio. Y como era tan orgulloso, independiente y
solitario, me era más cómodo pasar una larga temporada en el exterior a que
estancarme aquí y asquearme de como los demás son felices con sus parejas
—explicó y se acercó a su omega para abrazarlo por detrás, deslizando sus manos con suavidad por los costados de su hinchado vientre—. Pero como ya
estoy del lado de los felices, ya no tengo problema.

Joshua rió suavemente, sintiendo unas ligeras cosquillas al tener los labios del
contrario sobre la especial marca de su cuello.

—Ya veo —sonrió, volteándose con el único fin de besar los labios de su alfa,
quien aún continuó con sus manos sobre la panza de embarazo que se interponía adorablemente entre ellos—. Ahora que ya estamos aquí, ¿puedo reunirme con mi mamá y mis amigos? Muero por verlos.

Jeonghan titubeó, poniéndose tenso al instante.

—Uhm... sí, bueno, aunque primero hay algo que tengo que decirte sobre tus
amigos.

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Jisoo estaba furioso, y no intentaba siquiera disimularlo. Sus feromonas de
enojo se dispersaban por todo el espacio que presentaba aquel auto que,
rodeado de seguridad, se dirigía a la antigua mansión Yoon.

Su alfa le pedía con voz suave y tranquilizadora que se calmara, pues tal enojo le afectaría al bebé, pero cada vez que Jeonghan intentaba acariciarle, Joshua le gruñía, amenazador, como si él fuese el alfa de la relación.

Ya no quería ser acariciado o mimado por Jeonghan. La rabia que había invadido su ser no se lo permitía. Tan sólo quería ver a su mejor amigo, quería saber en qué estado se encontraba Junhui y averiguar qué había ocurrido con Soonyoung.

Al llegar a la mansión, una empleada los recibió, asustándose por la alteración
y el desespero que desarrolló Jisoo al tratarla, exigiendo que le dijese la
ubicación exacta de su mejor amigo de inmediato. La beta respondió a
balbuceos y Jeonghan se limitó a darle una mirada de disculpas, mientras su
omega ya se lanzaba hacia las escaleras. No tardó en alcanzarlo.

Ambos llegaron al primer piso, donde Jeonghan tuvo que guiarlo para encontrar la habitación en la que, según la empleada, se encontraba Junhui.

Jisoo, tan decidido e imparable, ni siquiera pidió permiso; abrió la puerta de un saque, sobresaltando a un omega que, sentado con las rodillas pegadas a su pecho, se situaba sobre la cama.
Los ojos del omega se cargaron de lágrimas al verlo, tan indefenso y
lastimado, tan pálido y delgado.

𝐒𝐔𝐁𝐋𝐈𝐌𝐄 𝐃𝐎𝐌𝐈𝐍𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍 ㆐JIHAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora