── ¿Naoya usando a su hermanastra? Contenido: NSFW.
ᰔ Palabras:582.
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"Quédate quieta", gruñe Naoya, sus dedos se clavan en tus muslos mientras dobla tus piernas contra tu pecho. Gimoteas y le pegas con las pestañas húmedas, con los labios estirados en un mohín.
"Naoya, mamá y papá se enfadarían", le dices con un claro titubeo en la voz, solo para recibir un gemido y una ligera palmada en la mejilla.
"No, no se enfadarían", murmura, "y además, ¿quién se lo diría? No serás una chismosa, ¿verdad?". Una sonrisa burlona se dibuja en sus facciones, ante la que haces un puchero.
"¡No, te prometo que no!". Te llevas el pulgar a los labios y lo presionas contra la suave carne, moviendo la cabeza frenéticamente, ganándote una burla condescendiente por su parte.
"Allá vamos", y con eso, Naoya empuja sus caderas hacia delante, arrancándote un fuerte grito ahogado. Aprietas los ojos, la mandíbula se te afloja al sentir su punta acariciando ese punto gomoso en ti. "Ahora cállate". Y lo haces, o lo intentas. Tu mano cubre tu boca para callar tu voz, y aunque no silencia completamente tus sonidos, los amortigua lo suficiente.
"¡Naoya, eres demasiado grande!" Gimoteas y vuelves a abrir los ojos, con las tetas rebotando por el impacto de sus caderas.
"Shh, te dije que bajaras la voz, ¿recuerdas?". gruñe Naoya en tu oído, "sería grosero no escuchar a tu hermano mayor". Deseosa de complacer, asientes con la cabeza y te clavas los dientes en el labio inferior.
"Lo siento...", murmuras, girando la cabeza hacia un lado, con la mejilla hundida en la flexible almohada. Vuelves a gemir cuando otro fuerte empujón de las caderas de Naoya mete su gorda polla en tu apretado coño.
Está claro que Naoya intenta que te calles, así que, en un intento de hacerlo por fin, presiona sus labios contra los tuyos. Tus cejas se fruncen, las lágrimas caen desde la línea de tus pestañas por tus mejillas rojas y regordetas.
Puedes sentir sus venas deslizarse contra tus cálidas paredes, lo que hace que le aprietes con fuerza. Al cabo de unos minutos, se te hace un nudo en la parte inferior de tu cuerpo. Naoya te siente palpitar a su alrededor, por lo que sus embestidas se han vuelto claramente más duras, más fuertes, empujándote más cerca de la liberación.
Se separa de tus labios, aunque un hilo de saliva te une a él antes de disiparse inevitablemente.
"Me voy a correr, Naoya", tu voz es quejumbrosa y casi desesperada, ¿cómo podría resistirse?
"Aguanta", y así lo haces, excitada por complacer a tu querido hermanastro. Tus piernas se enroscan alrededor de la cintura de Naoya, empujándole más profundamente dentro de tu coñito distraídamente.
El estiramiento es mucho, casi demasiado, pero reprimes tus gemidos. Tienes la garganta apretada, la barriga hecha un nudo y las mejillas manchadas de lágrimas. Sus caderas son brutales e implacables, su polla golpea todos los puntos adecuados.
"¡Déjame correrme, Naoya!"
"De acuerdo, de acuerdo, no llores, joder", resopla, "ahora córrete, guapa". Sólo con esas tres palabras, te corres en toda su polla. Tus jugos lo cubren, los bonitos sonidos se derraman de tus labios como un fregadero desbordado. Súplicas de nada caen de tu boca.
"Te quiero, Naoya", murmuras somnolienta cuando él se retira.
"Mhmm", tararea Naoya y se inclina para plantarte un beso en la frente.
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