Otoño nostálgico y sesión de fotos PARTE 2

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Taylor besó de nuevo a su esposo, tomando sus mejillas, dejando de lado las malas impresiones de sus hijos, ella se sentía tan enamorada de su enorme jugador, y tal vez con algunas muestras de amor, sus hijos se darían cuenta de que es su papá, podía parecer complejo y una tontería, pero para el cerebro de dos pequeños de esa edad, era un shock enorme verlo sin su característica barba, después de todo, ellos crecieron viéndolo de la misma manera todos los días, algunas veces rebajada, otras más tupida, pero siempre con barba, por lo que Kelce no dudó en continuar con aquella demostración de afecto.

—¿Quieres sentir mi bigote? — Travis alzó una ceja.

—Trav— rio. —Sí, si quiero sentirlo— no paraba de reír, mientras tomaba de su cara y con sus dedos tocaba lentamente para poder sentirlo, le recordaba mucho a sus primeras citas, donde a él lo conoció con ese simpático y al mismo tiempo atractivo bigote, le daba mucha nostalgia, parecía que todo sucedió tan rápido, de la nada ya tenían una vida hecha juntos e hijos.

Kelce reía al contacto de las manos de su esposa.

Él besó su mejilla repetidamente, lo cual hizo que los niños se dieran cuenta un poco de que aquel sujeto, probablemente si podía ser su papá, pero no se sentían todavía animados a comprobar dicha teoría formulada en sus cabezas, se sentían algo intimidados por ver esa diferencia que les parecía abismal, Charles continuaba con el semblante molesto, la misma cara que suele poner cuando algo no le gusta o al despertar, diariamente, oía la voz de su padre, era la misma, pero no lucía igual, ¿Por qué?, Evie, con cara de desagrado se relajó mínimamente, igual y si era su papá, pero debía comprobarlo, así que, dejando el miedo atrás, marchó segura de sí misma directo a sus padres, quedando justo al frente de ambos, mirando hacia arriba, como si fuera su vista al cielo, su enorme padre la miró, con esos ojos verde azules que encantaban a cualquiera, sonriéndole.

—Soy yo, Evie— sonrió, agachándose para quedar a su altura y así pudiera verlo mejor, posiblemente si se tomaba el tiempo de observarlo bien, todo volvería a la normalidad.

—Papi— la pequeña abrazó a su papá, no entendía porque se veía así de extraño, pero era él.

—Me alegra que al menos me hayas reconocido después de huir asustada de mi— dijo riendo. —¿Charles? — abrió sus brazos, aún agachado, invitando a su hijo a acercarse, no podía desconocerlo hasta que su barba creciera, ¿O sí?

El rubio miraba atentamente, él no era el niño más confiado, su timidez muchas veces le hacía dudar de cómo actuar, pero con el mismo valor de su hermana, avanzó lentamente, dando pequeños pasos hasta llegar a Evie y su papá.

—Hola de nuevo, Charlie, soy yo— el enorme hombre trataba de darle la confianza necesaria para que viera que era él, su papá.

Charles miró de nuevo como un escáner, observando a detalle, sí, era su papá, al oírlo no se podía equivocar. —Papi— lo abrazó.

—¡Por fin! — dijo riendo.

—Dios, esto fue todo un drama— Taylor estaba riendo, ya más relajada, el desconocimiento de su padre por el cambio de imagen les llevó casi media hora. —Será mejor que me de prisa, la fotógrafa debe estar pensando que tenemos problemas aquí dentro, y bueno, si los teníamos— rio.

—Puedes vestirte, me haré cargo aquí afuera, parece que ya saben que soy yo, y si no, oirás los llantos— dijo Kelce riendo.


La rubia se metió al vestidor de la pieza, tratando de darse prisa, odiaba apurarse, aunque era una experta en ello, tantos cambios de vestuario en The eras tour le dieron la habilidad de llevar a cabo esa tarea de una manera eficaz, pero embarazada era otro asunto, se quitó la ropa deportiva que tenía y tomó el primer vestido, un atuendo bastante hermoso, al ponérselo se sentía como una princesa, tal como cuando usó sus vestidos del acto "Enchanted", con la gran diferencia de que estaba adecuado como ropa de maternidad, el corte princesa hacía notar todavía más su vientre del segundo trimestre del embarazo, seguido, se colocó unas zapatillas de tacón alto, hace mucho que no las usaba, hablando desde que se enteró del embarazo, entonces dudaba de cómo le iba a ir a sus pies y piernas con el cansancio que le causaría, no le importaba aguantar algunas horas, quería que todo saliera bien y acorde a lo planeado, a pesar del pequeño percance de hace algunos minutos con Travis y su bigote.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora