Sístole y diástole. Anastasia en fantasías. Sin tener ni puta idea de cómo arreglar los días. Encontrar una salida, pero la salida ¿a dónde? Si las ganas se terminan cuándo la ilusión se esconde. Pasar media vida intentando buscar el norte, porque el cielo necesita al mar pa' tener horizonte. Y en dónde encuentro la consecuencia de la causa. Personas en el cielo que tendrían que estar en casa. Tú acelera y pisa. Heridas, recuerdos pesan. Carente de musa porque ya no me compensa. Y piensa desde la almohada, viviendo a su modo. Puede que no sea nada, pero puedo con todo. Y aún así lo tengo claro, conozco lo que he sufrido. Cuando lloras, lloras solo; nadie va a hacerlo contigo. La vida es una noria: dónde abajo estás perdido y cuando subes arriba sólo te acojona el vértigo. De verte caer, encarnarte en mí o sentirme en tus carnes. Puede que te vuelva a ver, pero no veré que vuelves. Pero si lo pienso bien, la verdad es que no importa. Conciencia suena dentro y la muy puta no me aguanta. Y me encanta, sentir en el pecho los tambores y entonces en mi garganta se oirá el eco cuando llores y mientras, se me atragantan, todas las decepciones porque no hay mayor error que no aprender de los errores. Niños sin pero, sí merecen mis respetos y no tu grupo de macarras que van haciendo el paleto. Salir por Madrid, las risas y los buenos ratos. Besos en la farola pa' llevarte a casa en moto. Y es que a veces me he llegado a sentir tan solo, que el puto silencio se alborota en mis oídos. A veces lo siento dentro y por dentro me advierte: es capaz de hacerme sentir que he tenido suerte. Me separo de toda persona que empieza a importarme. Se me sube el ego aunque sé que soy un cobarde. Pude vislumbrar el miedo, mirando unos ojos verdes. Apréciame ahora, mañana no podrás verme. El placer del viernes, eterno si es en verano. Hacer eterna a mi madre y un ejemplo pa' mi hermano. Paz para mi viejo, que siempre lo ha merecido. Siempre fue por vosotros todo lo que he conseguido. Puedo enseñarte Madrid, desde azoteas. Llevarte a conocer Europa, cuándo tú me pidas. Vivir en tus oídos las noches que te desvelas, a causa de no dormir por pensar en dos pupilas. Ojos color rojo, en un barranco que asusta. El vacío de estar solo en una sociedad que apesta. Conozco el escondite dónde sufres por mi culpa. Le lloro al doctor por el dolor de mi puta conciencia injusta. Inspira y expira. Escribe y olvida. Rellenando el vacío que causa una despedida. Sacrificios que mi padre curre 12 horas seguidas, pa' poder pagarme estudios y ser alguien en la vida. He estado en la cumbre, sintiéndome una mierda. Por la falta de personas, que no dejo de pensarlas. Y es que nadie se va si aún se recuerda. Porque pensar en quién se ha ido a veces es sentirlo cerca.
