𝖾𝗂𝗀𝗁𝗍.

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La luz a su alrededor era escasa, pero el ambiente se estaba volviendo cálido

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La luz a su alrededor era escasa, pero el ambiente se estaba volviendo cálido.

─ ¿Te gusta? ─ preguntó Minho. Su mano se mueve sobre el pene del menor, para estimularlo y provocar una erección. Algo que no le costó demasiado, porque Jisung era muy recesivo a sus caricias. Por lo que él ya sabía la respuesta.

Por supuesto, Jisung se acercó; entre nervioso y asustado, pero también demasiado excitado para poder razonar. Sus piernas se movían ansiosas y los dedos de sus pequeños pies se curvaron.

─ Se siente muy bien hyung ─ dijo, con la voz demasiado aguda y casi en susurro.

─ Eres muy lindo ─ Minho recorrió el cuerpo del menor con sus pálidas manos, tocando la piel suave y caliente. Disfrutando del contacto ─ Como un ángel ─ le dió un beso en el cuello a Jisung, lo que provocó que el chico lanzara varios suspiros al aire, pequeños gemidos que estaba tratando de reprimir. No quería que sus amigos lo escucharan ─ Y yo soy un demonio. Voy a comerte, a devorar cada parte de ti, llenarte con mi semilla, te haré sentir tanto placer que nunca vas a olvidarme, nunca olvidarás a la persona a la que le entregaste tu virginidad.

─ Hyung ─ Jisung gimió y rogó con anticipación ─ por favor lléname de ti, hazme tuyo.

Minho pasó los dedos de su mano por encima de los labios de Jisung, acariciándolos y al mismo tiempo seduciéndolo con la mirada.

─ Chúpalos bebé, como las paletas de caramelo que sueles lamer, hazlo bien, estos dedos te harán llorar.

Jisung abrió su boca y dejó que Minho lo penetrara con tres de sus dedos, realizando movimientos circulares, buscando ensalivarlos lo más posible.

Estaba duro, pero lo mejor era sentir la erección del mayor frotándose contra su pierna. Una erección por él.

─ Dios, me pones tan duro como una roca, vas a tener que hacerte responsable.

El mayor retiró sus dedos de los cálidos labios de Jisung mientras se relamía los labios, flexionó las piernas anchas del chico, para tener libre acceso a su entrada virginal, dejando cada pierna a lado de su cadera. El sillón era demasiado pequeño para ellos y aún así se las arreglaban para no caerse.

─ Va a doler un poco al principio Jisung, pero tú como buen niño vas a aguantar.

─ Si hyung, ya, quiero sentirte dentro.

Minho sonrió, Jisung iba a ser suyo y nunca lo dejaría ser de alguien más. Sus dedos profanaron la estrecha entrada del niño, quien ahogó un gemido en la boca de Minho. El mayor lo había besado, primero con cariño y después besos más apasionados.

 El mayor lo había besado, primero con cariño y después besos más apasionados

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