Capítulo: La Traición y la Reacción
Año 130 d.C.
En la austera y solemne sala del consejo verde, la atmósfera estaba cargada de tensión y desconfianza. Habían pasado dos semanas desde la partida de Rhaela, y las noticias sobre su traición aún resonaban con fuerza en los pasillos del poder. Los miembros del consejo se habían reunido para enfrentar las consecuencias de la inesperada acción de la esposa de Aemond, una traición que había causado estragos en sus planes y había dejado a los Verdes en una posición precaria.
El señor de la sala, Lord Larys Strong, se levantó con seriedad. Sus ojos, afilados como dagas, recorrieron a los presentes antes de que comenzara a hablar.
—Nos enfrentamos a una grave crisis. La traición de Rhaela es un golpe bajo para nuestra causa. No solo ha abandonado a su esposo, sino que ha llevado consigo seis dragones y se ha alineado con nuestros enemigos, Rhaenyra y su facción —dijo Larys, su tono grave reflejaba la magnitud del problema—. Su acción no solo ha debilitado nuestras posiciones, sino que ha reforzado a nuestros rivales.
Los miembros del consejo murmuraban entre sí, inquietos y preocupados. La pérdida de los dragones era una amenaza significativa, y el hecho de que Rhaela estuviera en Desembarco del Rey con Rhaenyra significaba que el balance de poder se había inclinado aún más contra ellos. El consejo, ante esta grave situación, decidió aceptar la traición y analizar cómo responder a ella.
Aemond Targaryen, con la furia reflejada en sus ojos, se alzó con una intensidad implacable. El rostro del rey estaba enrojecido por la rabia y el desprecio hacia su esposa, cuya traición sentía como una herida abierta en su orgullo y su autoridad.
—¡No podemos permitir que esto quede sin respuesta! —exclamó Aemond, sus palabras cargadas de furia—. Si Rhaela ha decidido aliarse con nuestros enemigos y ha fortalecido su posición con los dragones, debemos actuar con decisión. Necesitamos un ejército más grande, más fuerte. No podemos permitir que esta traición socave nuestra causa.
La determinación de Aemond era palpable mientras se preparaba para una campaña a gran escala. La noticia de la traición de Rhaela y la amenaza inminente de los partidarios de Rhaenyra lo impulsaron a buscar el apoyo de los grandes señores del Norte. Su destino era Invernalia, el hogar de la poderosa Casa Stark.
El viaje hacia el Norte fue un desafío. La caravana de Aemond atravesó paisajes nevados y helados, enfrentando el riguroso invierno del Norte. La comitiva, una mezcla de soldados y consejeros, avanzó hacia el majestuoso castillo de Invernalia, cuya fortaleza se alzaba imponente contra el cielo gris y tormentoso.
Al llegar, Aemond fue recibido con una mezcla de respeto y desconfianza por parte de los guardias y sirvientes de Invernalia. El gran salón, con su atmósfera cálida y acogedora en contraste con el frío exterior, se convirtió en el escenario de una reunión crucial. Lord Cregan Stark, el señor de Invernalia, aguardaba con una expresión grave.
—Lord Stark —comenzó Aemond con un tono cargado de urgencia—. Mi esposa ha cometido una traición sin precedentes al unirse a nuestros enemigos y al llevarse a nuestros dragones con ella. La situación en el reino es desesperada. Necesitamos su apoyo para enfrentar a nuestros rivales y asegurar la estabilidad del reino.
Lord Stark, con una presencia imponente, escuchó atentamente pero no se mostró complacido. Sus ojos, duros y calculadores, se encontraron con los de Aemond mientras tomaba la decisión.
—Mi deber es con el Norte y con mi gente —dijo Stark, su voz firme y decidida—. No puedo comprometer a Invernalia en una guerra que no nos afecta directamente. La seguridad de mis tierras es mi prioridad, y no puedo arriesgarme a involucrar a mi gente en un conflicto tan lejano y complejo.
La negativa de Lord Stark fue un golpe duro para Aemond. La frustración y la ira eran evidentes en su rostro mientras se contenía para no explotar. Las palabras de Stark resonaron en el gran salón, y la sensación de desasosiego llenó el aire. La falta de apoyo del Norte significaba que la campaña de Aemond enfrentaría aún más desafíos.
Derrotado por la falta de apoyo y consumido por la furia de la traición, Aemond regresó a Rocadragón. El viaje de vuelta se realizó en silencio, la furia del rey contenida pero evidente en cada gesto y palabra. La fortaleza de Rocadragón, imponente y solitaria en su roca volcánica, recibió a Aemond con un aire de melancolía.
Al llegar, Aemond se dirigió a sus aposentos con una determinación renovada pero también una pesadumbre profunda. La traición de Rhaela y la negativa de Lord Stark habían dejado una marca en su orgullo y en su estrategia. La situación en el reino era más precaria que nunca, y el peso de la responsabilidad recaía sobre sus hombros.
En la privacidad de sus aposentos, Aemond se dejó llevar por sus emociones. La ira y la decepción se mezclaban en su mente mientras contemplaba el futuro incierto que se desplegaba ante él. La traición de Rhaela había puesto en marcha una serie de eventos que cambiarían el curso de la guerra y su propia vida. La lucha por el control del reino se tornaba más complicada, y el camino a seguir sería arduo y lleno de desafíos.
El reino se tambaleaba al borde del conflicto, y Aemond sabía que la batalla por el poder continuaría, cada decisión más crucial que la anterior. La traición de su esposa había desatado una tormenta que ahora debía enfrentar con una determinación inquebrantable.
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El último dragón: La casa del dragón
Novela JuvenilEl último dragón: La Saga Targaryen ofrece una mirada profunda a las complejidades de la política familiar, el amor y el poder en la casa Targaryen. A través de los ojos de Rhaena, la novela explora la tensión entre el deber y el deseo, la lealtad y...