Akira Katsuragi, una estudiante universitaria de 20 años, caminaba por los pasillos de la biblioteca de la universidad, buscando un libro para su investigación. Era una tarde lluviosa de octubre y la biblioteca estaba casi vacía. Akira se detuvo frente a una estantería de libros antiguos y comenzó a buscar, su cabello castaño oscuro cayendo en mechones sobre su rostro.
De repente, un libro cayó de la estantería y aterrizó en el suelo con un golpe seco. Akira se agachó para recogerlo y vio que se titulaba "La Luna de Crystal". La portada era de cuero y tenía un símbolo plateado grabado en la cubierta. Akira sintió una sensación extraña al tocar el libro, como si estuviera siendo atraída hacia él.
"¿Qué es esto?" se preguntó Akira, abriendo el libro. Las páginas estaban amarillentas y olían a polvo. Akira comenzó a hojear el libro y se detuvo en una página con una ilustración de una luna plateada. De repente, la ilustración comenzó a brillar y Akira sintió una sensación extraña, como si la estuvieran atrayendo hacia el libro.
"¿Qué está pasando?" se preguntó Akira, sintiendo un poco de miedo. De repente, la biblioteca desapareció y Akira se encontró en un bosque oscuro. La luna plateada brillaba en el cielo y Akira podía sentir una energía mágica en el aire.
"¿Dónde estoy?" se preguntó Akira, mirando a su alrededor. Se sintió desorientada y asustada.
Pero no tuvo tiempo de pensar más. Un grupo de criaturas parecidas a lobos, pero con ojos rojos y dientes afilados, salieron de la oscuridad y se acercaron a ella. Akira corrió, tratando de escapar, pero las criaturas la persiguieron.
Pasaron horas, o tal vez días, Akira no lo sabía. Solo sabía que tenía que sobrevivir. Encontró un refugio en una cueva y se escondió allí, tratando de descansar. Pero el bosque era peligroso, y Akira sabía que no podía quedarse en un lugar por mucho tiempo. Tenía que seguir moviéndose, encontrar un lugar seguro.
Caminó durante horas, evitando las criaturas que la perseguían. Encontró un río y siguió su curso, esperando encontrar un lugar seguro. Pero el río la llevó a un pantano, y Akira se encontró rodeada de agua y lodo.
Justo cuando pensaba que no podía seguir adelante, vio una figura en la distancia. Era un joven, con ojos azules como el cielo y cabello plateado. Akira se acercó a él, con cautela.
"¿Quién eres?" preguntó Akira, tratando de mantener la calma.
"Soy Lyrien", respondió el joven. "Y tú... eres una persona muy interesante."
Akira se sintió incómoda con el comentario. "¿Qué quieres decir?"
Lyrien se acercó a ella. "Tienes una energía mágica muy fuerte. Y algo más... algo que no puedo explicar."
Akira se sintió asustada y trató de alejarse. "No sé de qué hablas. Y no quiero saberlo."
Lyrien la detuvo. "Por favor, no te vayas. Quiero enseñarte a controlar tus poderes."
Akira se sintió renuente. "No necesito tu ayuda. Y no creo en la magia."
Lyrien sonrió. "La magia es real, Akira. Y tú eres una parte de ella."
Akira se sintió cada vez más incómoda. Algo en la sonrisa de Lyrien la hacía sentir que no era de confiar.
"¿Qué quieres de mí?" preguntó Akira, tratando de mantener la calma.
Lyrien se acercó más. "Quiero ayudarte a descubrir tu verdadero potencial. Tienes una energía mágica muy fuerte, y creo que puedo ayudarte a controlarla."
Akira se sintió asustada. No sabía qué quería decir Lyrien con "verdadero potencial", y no estaba segura de que quisiera saberlo.
"No necesito tu ayuda", dijo Akira, tratando de alejarse.
Pero Lyrien la detuvo. "Por favor, no te vayas. Estoy aquí para ayudarte."
Akira se sintió atrapada. No sabía qué hacer. Pero entonces recordó los días que había pasado en el bosque, huyendo de las criaturas y tratando de sobrevivir.
Había encontrado un refugio en una cueva, y se había escondido allí durante horas, tratando de descansar. Había encontrado un río y había seguido su curso, esperando encontrar un lugar seguro. Había encontrado un pantano y había tenido que nadar para escapar.
Y había encontrado comida y agua, gracias a su ingenio y su determinación. Había comido bayas y raíces, y había bebido agua de un arroyo. Había sobrevivido, gracias a sí misma.
Y ahora, aquí estaba, frente a este joven que decía querer ayudarla. Pero Akira no estaba segura de que quisiera su ayuda.
"Lo siento", dijo Akira, tratando de sonar firme. "No necesito tu ayuda. Puedo cuidarme sola."
Lyrien se rió. "No puedes cuidarte sola, Akira. No sabes lo que eres capaz de hacer."
Akira se sintió asustada. No sabía qué quería decir Lyrien, y no estaba segura de que quisiera saberlo.
"Adiós", dijo Akira, y se dio la vuelta para irse.
Pero Lyrien la detuvo. "No te vayas, Akira. Por favor."
Akira se sintió atrapada. No sabía qué hacer. Pero entonces recordó su determinación de sobrevivir, y de no confiar en nadie.
"Lo siento", dijo Akira, y se liberó de la mano de Lyrien. Corrió, tratando de escapar.
Y no se detuvo hasta que estuvo segura de que había dejado atrás a Lyrien y su misteriosa oferta de ayuda.
Akira se detuvo en un claro, jadeando. Se sentía segura, por el momento. Pero sabía que no podía confiar en nadie, especialmente no en alguien que decía querer ayudarla.
Decidió que solo le diría de dónde venía a alguien de extrema confianza, alguien que demostrara ser digno de su confianza. Y hasta entonces, seguiría sola, tratando de sobrevivir en este mundo desconocido.
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Akira y el bosque luna de cristal
Randomes una historia que estoy haciendo probando las funciones de la ai de WhatsApp que meta implementó, todo es de ahí, derechos de autor para todo el que lo desee, solo no copien tal cual