el rechazo

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Sara se despertó en una cama desconocida, solo vestida con ropa interior. Se sentó y miró a su alrededor, pero no reconoció nada. Intentó recordar cómo había llegado allí, pero su memoria estaba borrosa.

De repente, escuchó pasos fuera de la habitación. La puerta se abrió y entró un hombre que Sara no reconoció.

"Hola, Sara", dijo el hombre con una sonrisa. "Bienvenida al Bronx. Te has unido a nosotros de una manera muy... interesante".

Sara intentó hablar, pero su voz temblaba de miedo.

"¿Dónde estoy?", preguntó finalmente. "¿Qué quieres de mí?"

El hombre se rió. "Estás en un lugar donde vas a aprender a obedecer", dijo. "Y quiero que hagas exactamente lo que te diga. ¿Entendido?"

Sara asintió, intentando no llorar.

"Excelente", dijo el hombre. "Ahora, ven conmigo. Manolo quiere conocerte".

Sara se levantó de la cama y siguió al hombre fuera de la habitación. No sabía qué le esperaba, pero estaba decidida a encontrar una manera de escapar.

Mientras caminaban por un pasillo oscuro, Sara vio a varias personas mirándola con curiosidad. Se dio cuenta de que estaba en un lugar donde no era bienvenida.

Finalmente, llegaron a una habitación grande donde había un hombre sentado en una silla. Era Manolo, el líder del Bronx.

"Ah, Sara", dijo Manolo con una sonrisa. "Es un placer conocerte. Has causado quite un revuelo en nuestra organización".

Sara intentó hablar, pero Manolo la interrumpió.

"No te preocupes", dijo. "No te vamos a hacer daño... todavía. Pero necesitamos que hagas algo por nosotros. ¿Estás dispuesta a cooperar?"

Sara asintió, intentando ganar tiempo. No sabía qué querían de ella, pero estaba decidida a encontrar una manera de escapar

Sara saltó afuera y comenzó a correr, sin saber dónde estaba o hacia dónde iba. Pero sabía que tenía que escapar del Bronx.

Mientras corría, escuchó pasos detrás de ella. Sabía que la habían descubierto y que estaban persiguiéndola.

Corrió lo más rápido que pudo, pero pronto se dio cuenta de que estaba rodeada de edificios altos y calles estrechas. No había salida.

De repente, sintió una mano en su hombro. La agarraron con fuerza y la hicieron girar.

"¿Dónde crees que vas?", le gritó una voz.

Sara intentó zafarse, pero era demasiado fuerte. La arrastraron de vuelta al Bronx.

Manolo la esperaba en la puerta, con una sonrisa de desprecio.

"Creíste que podrías escapar", dijo. "Pero aquí no hay escape. Vas a hacer lo que te digamos, o sufrirás las consecuencias".

Sara se dio cuenta de que estaba atrapada. No había manera de escapar del Bronx

Manolo sonrió y se acercó a Sara. Te IVA a poner algo más se sencillo pero , dijo. "Vas a hacer algo mucho más... personal".

Sara se estremeció. No sabía qué significaba eso, pero no le gustaba.

"¿Qué quieres que haga?", preguntó, intentando mantener la calma.

Manolo se rió. "Vas a hacer una pequeña... presentación para nosotros", dijo. "Algo que te hará famosa en el Bronx".

Sara se negó a entender. "No voy a hacer nada", dijo, intentando levantarse.

Pero Manolo la agarró y la empujó de vuelta a la silla. "Sí, vas a hacerlo", dijo. "Y si no, sufrirás las consecuencias".

Sara se dio cuenta de que estaba en una situación desesperada. No podía escapar, y no podía negarse a hacer lo que Manolo queria
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Franco había vivido en el Bronx toda su vida. Era un joven talentoso que tocaba la guitarra y cantaba con una voz melodiosa. Manolo, el líder del Bronx, lo había contratado para tocar en sus eventos y fiestas.

mientras Franco estaba tocando en dónde Manolo, vio a Sara por primera vez. Ella había sido llevada al Bronx por Manolo y sus hombres, y Franco no sabía qué había pasado.

Pero lo que sí sabía era que se había enamorado de Sara al instante. Su belleza y su mirada triste lo habían capturado.

Franco trató de acercarse a Sara, pero Manolo lo advirtió que se mantuviera alejado. "Ella es mía", le dijo.

Pero Franco no podía evitar sentirse atraído por Sara. Comenzó a tocar canciones que sabía que le gustarían, esperando que ella lo notara.

Sara, por su parte, estaba tratando de sobrevivir en el Bronx. Había sido forzada a hacer cosas que no quería hacer, y se sentía atrapada.

Pero cuando escuchó a Franco tocar, algo en su interior se despertó. Se dio cuenta de que había alguien en el Bronx que podría ayudarla.

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⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

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