Capítulo: La Última Decisión
El cielo estrellado sobre Rocadragon se hallaba inmutable mientras Rhaela Targaryen emprendía su viaje hacia el castillo. Montando a su dragón, Ignis, la princesa se dirigía con una resolución inquebrantable. Su armadura plateada, con una espina dorsal grabada en su espalda, reflejaba la fría determinación que la guiaba.
El dragón descendió con agilidad y precisión en el patio de Rocadragon. Los guardias, sorprendidos por la llegada repentina de Rhaela, intentaron reaccionar, pero ella atravesó a varios de ellos con rapidez y eficacia. La armadura, brillando bajo la luz de la luna, parecía encarnar su furia y su propósito.
Rhaela se adentró en el castillo, siguiendo los pasillos hasta llegar a la habitación del rey Aegon II, quien yacía en la cama, recuperándose de sus heridas. La habitación era lujosa, pero la presencia de Rhaela transformó el ambiente en uno de tensión y expectativa.
Aegon, debilitado y sorprendido por la aparición de Rhaela, intentó incorporarse, pero su estado le impedía moverse con eficacia. La princesa se acercó con pasos firmes y decididos. Cada movimiento reflejaba su intención y el peso de la decisión que estaba a punto de tomar.
—Aegon —comenzó Rhaela, su voz resonando con una mezcla de misterio y solemnidad—, en este teatro de sombras donde las coronas son meros adornos sobre cabezas envenenadas, ha llegado la hora en que los hilos del destino se deshacen. ¿Acaso no ves que el reloj ha dado su última campanada para tu dominio?
La mirada de Rhaela, enigmática y fría, parecía atravesar la fragilidad del rey con un desdén calculado.
—La rueda de la fortuna gira con una rapidez inexorable, y hoy la balanza se inclina hacia el otro lado. Has tejido una trama de sufrimiento y desesperanza, y ahora el telón de tu reinado está a punto de caer.
Rhaela levantó su espada con un movimiento ceremonioso, su mirada fija en el rey, que yacía paralizado por su condición.
—Tus juegos de poder han llegado a su fin, y el tiempo de la verdad se ha manifestado. La justicia, en su forma más pura, exige el precio por tus pecados, y hoy, la balanza se inclina con certeza.
Con un gesto elegante y decisivo, Rhaela ejecutó su acción con precisión. Aegon II exhaló su último aliento mientras el acero de la espada ponía fin a su vida. La princesa, aunque imperturbable en su deber, sentía el peso de la acción que acababa de llevar a cabo.
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El último dragón: La casa del dragón
Fiksi RemajaEl último dragón: La Saga Targaryen ofrece una mirada profunda a las complejidades de la política familiar, el amor y el poder en la casa Targaryen. A través de los ojos de Rhaena, la novela explora la tensión entre el deber y el deseo, la lealtad y...