Entre el amor y la guerra

Capítulo 17

El coronel llevó a la madre de su hijo hasta la que había sido su oficina sin decir una sola palabra. Sabía que la mujer estaba enojada por algo y aunque se preocupaba por ella y quería preguntar qué le pasaba, no lo haría. Al menos no directamente.

- ¿Qué haces aquí? —preguntó fingiendo molestia.
- ¿En serio creíste que dejaría a mi hijo contigo sin supervisión?

A veces eran sorprendentes las formas tan similares en que pensaban.

- ¿Descubriste algo interesante?

No le gustaba ser tan sínico con ella, pero ya era más una costumbre que un gusto.

- ¿Interesante? No. Creo que la palabra correcta es: estúpido.

El hombre no pudo retener la sonrisa, jamás podría evitar reír si estaba con ella, independientemente de la situación. 

-Parece que tu nuevo esposo ha ampliado tu vocabulario.

Le hubiera encantado verla sonreír, hace mucho no la veía hacerlo con él.

-Ya basta de bromas Chris, no vine hasta aquí para eso. Así que mejor explícame, ¿por qué quieres alejar a nuestro hijo de su novio?

Un pequeño sentimiento de orgullo llenó su pecho al saber que aun la conocía tan bien como para saber de lo que hablaba antes de que se lo dijera.

-No es su novio—aclaró—Y solo hice lo que tenía que hacer por el bien de nuestro hijo. Ese chico lo está convirtiendo en todo lo que me encargué que no fuera nunca y ¿quieres que me siente a ver cómo sucede?
-Ese chico—continua ella como si lo estuviera corrigiendo—está convirtiendo a nuestro hijo en el muchacho que siempre debió ser. Entiendo tu preocupación debido a la situación, pero deberías de estar feliz de que en medio de este caos Ae encontró a alguien que le dé un poco de felicidad.

La que antes fue su mujer suspiró en señal de cansancio, estar cerca de ese hombre siempre la agotaba mentalmente.

-Su felicidad no nos hará ganar la guerra—afirmó el coronel.
-Separarlos tampoco. La felicidad de Ae está por encima de todo lo demás.
-Entonces estamos condenados—dio un paso al frente y se dejó oler su fragancia— Dime Mara, ¿por qué habría de dejar que estén juntos?

Normalmente, la gente lo miraba con miedo o respeto en el mejor de los casos, pero en toda su vida, ella era la única persona que se atrevía a desafiarlo sin pensarlo demasiado. Odiaba que, a pesar de que sabía que tenía que sentirse ofendido, daría lo que fuera porque ella siguiera mirándolo, la forma en la que lo hiciera era la de menos.

-Escúchame bien Chris—le apuntó con el dedo—Si haces algo, lo que sea que lastime a mi hijo, voy a hundirte tanto que me darás las gracias si queda algo de ti. 

El tono fiero de sus palabras le hizo enamorarse más de ella. Mara había sido la única mujer en su vida, se conocieron cuando él tenía dieciocho y ella diecisiete; todo en su relación era perfecto, a pesar de que él nunca fue un novio muy amoroso ella seguía ahí.

Pensó que estaría con ella toda su vida, hasta que en un descuido pasional ella salió embarazada. En ese entonces ella apenas iba a cumplir los diecinueve años y las opciones eran casarse o que los padres de Mara la enviaran lejos para evitar las habladurías de la gente y él jamás permitiría que se la quitaran. Se casaron y tuvieron a su primer hijo.

Cuando el pequeño Oh nació, Mara le dedicó toda su atención y Christ tuvo que compartir a la mujer que amaba. Nunca entendió porque no pudo amar a sus hijos, ni siquiera cuando Ae nació sintió algo. Tal vez era porque nunca en la vida tuvo nada, solo cuando ella apareció conoció lo que era ser amado, dejó de sentirse solo debido a la ausencia de su madre y maltratos de su padre porque ella estaba ahí y su amor era lo único que quería. Pero cuando sus hijos llegaron, se dio cuenta de que Mara era capaz de amar a más de una persona a la vez y que esos dos niños lo eran todo para ella, no importaba lo que hiciera ni lo mucho que se esforzara por ser el esposo perfecto, con el paso de los años supo que el amor que Mara sentía por sus hijos no lo superaría nadie.